Es sin duda el verano más raro de la historia. Me apena ver cómo hemos pasado de los aplausos a ser los peores seres irracionales. Suciedad por las calles y gente egoísta veraneando. No paro de darle vueltas a todo...

Hay pensamientos recurrentes que nos llevan a sobre analizar una situación dando vueltas  constantemente a la misma idea, creando una especie de trampa mental de la que cuesta salir. Quedarse “enganchado” consume energía y además hace que la preocupación deje de cumplir su función.

Te recomiendo que para salir de esta espiral, escribas cada día lo que te preocupa y apena, con la intención de que te ayude a clarificar y ordenar la mente al poner palabras a lo que sientes y a razonar esos sentimientos que se han vuelto intrusivos. La idea es que no dediques a esta actividad más de 30 minutos al día y, pasado este tiempo, deberás evitar pensar y hablar de ello el resto del día.

Se trata de que analices si esta preocupación te lleva a avanzar y a conseguir mejores resultados o simplemente te mantiene en una rueda de la que no solo no avanzas, sino que además te hace sentir mal. El objetivo no es que ignores lo que te preocupa, sino que puedas desviar tu tiempo y atención en lo que te resulte realmente útil.

Mi consejo: No se trata de despreocuparse, sino de hacerlo de manera efectiva y ocuparse de lo que esté dentro de tus posibilidades.

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