Ser testigos de peleas y discusiones entre los padres es un escenario habitual en las familias donde se convive. Sin embargo, insultarse y gritarse no es el mejor camino para comunicarse y llegar a entenderse. Tratarse con respeto debe ser la norma principal en cualquier relación.
Durante las discusiones entre tus padres, la mejor posición es mantenerse al margen. Cuando la situación se haya calmado, explícales que sus peleas te afectan y te entristecen ya que bajo tu entender son superficiales. Es común que uno cuando discute no se dé cuenta de que sus disputas pueden ser exageradas, estar fuera de contexto y que además afectan a los demás cuando lo hacen en presencia especialmente de sus hijos.
Aprender a relativizar es importante, ya que es darle a las cosas la importancia que verdaderamente tienen. Difícilmente a estas alturas podrás cambiar la mentalidad de tus padres y la forma que tienen de relacionarse entre ellos, pero puedes aprender de ello como una guía para mejorar y a modo prevención ante tus futuros problemas
Mi consejo: Aprende de aquello que realmente te sirva para mejorar y te ayude a avanzar para conseguir tus objetivos.