Mi vecina grita mucho a sus hijos. Mi pareja dice que no debo meterme, pero me dan mucha pena los niños.

Lidiar con vecinos que gritan a sus hijos puede ser una situación incómoda, difícil y delicada para el que lo padece.  Si bien antes de sacar conclusiones precipitadamente, en estos casos hay que tener en cuenta que lo que se atestigua solo es una fracción de la vida de una familia, sin saber ni comprender todo lo que ocurre el resto del tiempo. Si los gritos ocurren de forma ocasional y no son abusivos ni graves, por muy molesto que resulte, lo apropiado sería ignorar la situación y respetar el modo en que se relaciona esa familia. Decidir hablar o no con tu vecina, dependerá del nivel de relación e interacción que hayas establecido con ella. En todo caso, si decides acercarte para tratar el tema, evita adoptar una actitud de confrontación, no seas acusatoria y hazle saber sutilmente que estás dispuesta a ayudarle si se siente abrumada con los niños. Mi consejo: presta atención al comportamiento y, en caso de una situación de emergencia, denúncialo para proteger a esos niños porque están en peligro. Quien grita a sus hijos de forma intensa y regular están experimentando abuso emocional.

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