Mi suegra ha sufrido una caída hace poco y nos estamos empezando a cansar de que siempre que le preguntamos está mal cuando vemos que su evolución es muy buena. Sus hijos y nueras nos estamos aborreciendo de ella porque le echa cuento. Vive con mi suegro y tiene 77 años...

Todos nos hemos quejado de algo o alguien en más de una ocasión, es totalmente normal y, además, es humano. Cuando esa queja se convierte en una forma de comunicación habitual, la persona proyecta una visión del mundo pesimista, viendo la realidad de forma negativa. En las personas mayores, la mayoría de las veces las quejas son sinónimo de querer llamar la atención, buscando el reclamo de la gente que les rodea. Esto les proporciona unas cuantas reacciones y comentarios de ánimo de su entorno, que suponen a su vez un gran refuerzo a esa conducta. Por unos instantes se sienten los protagonistas y mantienen la atención de sus amigos y familiares. En este punto, podéis adoptar dos actitudes; por un lado escucharla, ser empáticos y dedicarle tiempo, pero sin involucraros emocionalmente, tratando de aceptar que lo que reclama es atención. Y por otro, lo mejor en estos casos es ignorar las quejas mediante acciones como quedaros en silencio, haciéndoos los distraídos, cambiando el tema o cortando la conversación cuando las haga, así verá que no son efectivas para conseguir vuestra atención y poco a poco dejará de emitirlas. Mi consejo: Intenta, de manera asertiva y amable, poner distancia de por medio si lo veis necesario, espaciando las visitas o manteniendo menos contacto.

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