Mandar a un adolescente a estudiar al extranjero es una decisión a la que los padres dedican mucho tiempo. Sin duda es una de las mejores opciones educativas para los hijos, ya que es una excelente oportunidad para aprender otro idioma mientras viven experiencias nuevas, hacen nuevos amigos y conocen nuevas culturas.

La experiencia de un segundo idioma, el crecimiento personal y la autonomía son algunas de las razones de valor para que los hijos estudien fuera de casa. Una de las cosas más importantes a tener en cuenta es que la decisión tiene que ser compartida y aceptada entre padres e hijos. Toda la familia debe estar preparada para una separación larga, además de tener en cuenta que conlleva cierto coste económico.

Mi consejo: En cuanto a las decisiones que adoptan los padres hacia sus hijos, se pueden dialogar, comentar y aclarar; pero sobre todo las debemos respetar.

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