Los complejos son un rasgo muy humano, casi todo el mundo los tiene en mayor o menor medida. Su importancia está en cómo daña la autoestima de quienes lo padecen. El complejo no está en la parte física de la persona; es decir, en la obesidad, sino en lo que la persona se dice a sí misma a modo de diálogo interno sobre la obesidad.

El primer paso para poder superar un complejo es reconocerlo y querer hacer algo para cambiar la situación que se está sufriendo. Hay varias formas de gestionar los complejos, aunque estas se resumen principalmente en: recibir ayuda psicológica, intervenir quirúrgicamente cuando sea necesario y, si es posible y sano, cambiarlo por cuenta propia.

En caso de que se tenga sobrepeso y no haya un trastorno de la conducta alimentaria, este complejo puede corregirse trabajando directamente sobre la raíz del problema haciendo ejercicio y llevando una dieta saludable, algo que no mejorará únicamente el estado de salud físico, sino también el grado de aceptación con el propio cuerpo.

Mi consejo: Cuando se ve afectada la vida de la persona y la de su entorno, la terapia psicológica es una vía muy recomendable para ayudar a relacionarnos de otra manera con el cuerpo y cambiar el foco, dejando de centrarnos en lo que no nos gusta y valorar todo lo bueno, tanto físico como psicológico, que sin lugar a dudas forma parte de nuestro ser y que es lo que realmente nos reconforta.

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