Un trabajador puede solicitar una baja por depresión, bien por cuestiones profesionales o bien por motivos personales que no tienen por qué venir derivados del entorno laboral, pero siempre debe estar avalada por un profesional de la salud que previamente ha hecho un estudio clínico del caso.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona con depresión experimenta un estado de ánimo triste e irritable y una pérdida de interés y disfrute en sus actividades de la vida cotidiana. En este sentido, no se contempla que se trate de una tristeza circunstancial o de un tipo de ansiedad ocasional. Dado que estos sentimientos impactan negativamente en la vida laboral de un trabajador, y le incapacitan para desarrollar su trabajo con normalidad, la baja por enfermedad está justificada.
Lo que ocurre muchas veces con este tipo de enfermedades mentales, es que sus síntomas no son tan visibles y puede parecer que la vida de quien lo sufre transcurre con total normalidad o que no tiene motivos aparentes para padecerla. Y, sin embargo, cuando una persona tiene depresión siente que en su interior es frágil, vulnerable y en muchos momentos, se siente incapaz de continuar con las riendas de su vida.
Mi consejo: Cada tipo de depresión es distinta. Por ello, para esta y otras enfermedades, no se debe cuestionar a las personas ni a sus problemas, la mejor actitud que se puede adoptar en estos casos es el respeto, la comprensión y la predisposición.