No todos tenemos las mismas prioridades o capacidades económicas y este hecho puede generar situaciones incómodas cuando se trata de compartir planes familiares y sociales.

En este caso lo mejor es hablarlo con sinceridad y buscar un término medio que se ajuste a todas las partes. Son situaciones que requieren de empatía y tratándose de la familia se pondrán en común distintas soluciones. Háblalo con quienes más confianza te generen y juntos tratar de buscar soluciones.

Se trata de buscar alternativas, como puede ser pedir el dinero prestado y acordar cómo devolverlo, estar presente en una parte de la fiesta sorpresa pero desvinculándote de otra que pueda ahorrarte algún coste, ofrecerte a realizar alguna acción o tarea de la fiesta que pueda suponer un ahorro de la misma, entre otras. También puedes proponer buscar otras alternativas a lo que se está planteando, que abaraten el coste de la fiesta y ofrecerte a buscarlas.

Mi consejo: No perdáis de vista que lo importante de este tipo de celebraciones es pasar tiempo y disfrutar en familia. Todo lo que rodee la fiesta solo son “extras” que la hacen más bonita, pero no más significativa.

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