Cuidar a un familiar con una enfermedad grave supone un desgaste emocional, si además añadimos a la ecuación tener que hacerlo en un entorno que no es el hogar, la carga de estrés y ansiedad se eleva.
La actitud con la que se encare la situación tendrá un papel relevante a la hora de sobrellevarlo. El estrés, angustia y cansancio en los cuidadores surge especialmente por no saber afrontar una situación, o bien por no conocer el desarrollo de la enfermedad o la alteración en el estado de ánimo del enfermo que ésta supone. En esta ocasión cuentas con una ventaja muy importante, la de saber a qué te enfrentas y por tanto, poder anticiparte y prepararte para ello.
Uno de los primeros pasos que hay que tener claros para afrontar la situación, es que el cuidador sepa repartir y delegar responsabilidades en quienes le rodean. No se puede, ni se debe, llegar a todo. De hecho, debes contar con la ayuda de otras personas para compartir tareas y también emociones.
Además, es esencial disponer de unas horas al día para uno mismo, alejarse durante un rato de las obligaciones y hacer algo que te haga sentirse mejor y, a su vez, te permita cuidar mejor.
Mi consejo: Afrontar la enfermedad de un familiar puede hacer tambalear tu bienestar emocional. Sin embargo, hacerlo de una forma organizada y compartida, te llevará a encontrar el equilibrio.