Tener envidia es algo natural y forma parte de la condición humana. El problema surge cuando se enquista y va acompañada de otros sentimientos como la angustia, el enfado, la impotencia e, incluso, el egoísmo. Para evitarlo, lo importante es detectarla, analizar lo que hay de fondo, aceptarla y poder liberarla.
Recrearse en la situación y sentirse mal por ella, solo harán que el malestar vaya en aumento. Por ello, la mejor actitud que puedes adoptar es centrarte en ti misma y menos en el éxito de los demás. Cuanto más te focalices en la situación del hermano de tu marido, más energía y tiempo pierdes en invertirlo en tu propio crecimiento y bienestar personal.
Por ello, sitúa el foco en lo que tanto tú, como junto a tu marido, habéis logrado y os hace felices. Repasa mentalmente todo lo que habéis conseguido, aquello que os hace disfrutar y lo que suma positivamente en vuestras vidas. Ser más consciente de ello ayuda a relativizar todo lo que supuestamente nos falta, o vemos que han conseguido los demás.
Mi consejo: Mantener y alimentar los celos repercuten en tu propia autoestima. Afirma y apuesta por vuestros propios sueños.