Cuando se busca hacer grandes cambios, la familia más cercana tiende a contenerlos, en lugar de alentarlos, ya que temen que puedan perjudicarnos. Cambiar de carrera siempre es un proceso delicado de exploración de posibilidades y de aprendizaje sobre lo que realmente uno quiere. Dar el paso puede ser realmente duro, pero según las causas que lo motive también puede ser la mejor elección.
Por ello, en este caso, lo más importante es tener claro y entender las razones que le llevan a querer tomar esta decisión. Si ella se ha dado cuenta de que estudiar Medicina no le motiva y no se visualiza a futuro ejerciendo y disfrutando de ello, entonces quiere apostar por un cambio que le permita acercarse a su realización personal.
Si en cambio, la decisión viene motivada por el desgaste de las exigencias académicas, asignaturas complicadas, o por un ambiente de compañeros no favorable; entonces necesita encontrar los estímulos que le permitan levantarte y seguir hacia el objetivo de obtener la titulación. Esta idea se podría reconducir puesto que estos factores forman parte del ciclo académico y podrían repetirse en cualquier otra carrera.
Mi consejo: Cambiar de carrera universitaria no tiene por qué ser un problema si aprendemos a afrontarlo como una oportunidad. De los errores se aprende, y estos suman a la experiencia de la vida.