Félix A. Tena: "Desde Impact Hub queremos convertir a Zaragoza en centro neurálgico del cambio"

El Hub quiere concebirse como un espacio para personas que quieren cambiar el futuro
photo_camera El Hub quiere concebirse como un espacio para personas que quieren cambiar el futuro

Todo comenzó en 2018, cuando un enérgico big-bang de pensamientos e ilusiones compartidas explosionó, generando una vehemente ola de cambio. Desatando un nuevo universo. Un universo, por cierto, de 600 metros cuadrados, localizado en pleno centro de Zaragoza. Impact Hub nació como innovador espacio para la inspiración, la aceleración, la multiplicación, la conexión. Un espacio para las personas que quieren cambiar el futuro. Entre ellas se encuentra Félix Alejandro Tena –más conocido como “Félix. A”-. Un joven zaragozano de toda la vida, que decidió un día juntarse con varios colegas inquietos como él, generando y atrayendo al talento del mañana.

Pregunta.- ¿De dónde surge la idea de abrir Impact Hub Zaragoza?
Respuesta.- El proyecto nace de juntarnos unos cuantos culos inquietos con perfil emprendedor, aventurero, y con un puñado de ideas innovadoras. Detectamos en su momento que “algo” ocurría en Zaragoza, porque no estaba subiéndose al mismo tren al que ya se habían subido otras ciudades del mundo. Con esto me refiero a que la sociedad está inmersa en la revolución industrial, pero a medio fuelle, y pensamos en crear algo que ayudara a impulsarnos hacia adelante. A encender la chispa del cambio.

P.- ¿Un algo como el concepto de Impact Hub?
R.- Así es. Formamos parte de una red global. Los Hubs ya existen en otros países, ejerciendo un rol muy específico dentro del proceso de creación. En un hub se juntan personas para hacer cosas, aunando esfuerzos y generando una energía creativa brutal. En ese sentido, Hub Zaragoza es una plataforma donde todos ponemos nuestro granito de arena, planteando iniciativas y atrayendo cosas que tienen mucha potencia. El mismo concepto del Hub es una de ellas.

P.- Si no es un centro de coworking, ni un semillero, ni una aceleradora, ¿qué es Impact Hub?
R.- No tiene nada que ver con un cowoking ni e el plano económico ni espiritual. Es algo más cañero, más rápido. Es económico ni espiritualmente. Un hub es mucho más. Un concepto superior. Hay otros espacios, públicos por ejemplo, que están muy bien en lo que es el ecosistema general, pero nosotros entendimos que faltaba un hub privado. Más cañero, más rápido. Es una SL, con socios, pero abierto. Es un privado raro.

P.- Traduzca
R.- Es un proyecto que es para la ciudad, y queríamos que fuese también “de la ciudad”. Así que lo hemos “abierto” a todo el que quisiera invertir. De hecho, somos 29 socios -que para una SL es una brutalidad-, aportando cada uno lo que quiera. Nadie tiene la mayoría, nadie puede imponer sus intereses ocultos o no ocultos. Invierten sabiendo cuál es el espíritu y qué queremos conseguir, precisamente para hacer perdurar ese espíritu en el tiempo.

P.- ¿Cómo se levanta un Hub? Porque todo parece muy intangible, etéreo…
R.- Primero, visualizándolo, porque si ves que en otro lugar es posible, aquí también. Después, se siendo muy abierto, colaborando con mucha gente y generando un enraizado concepto de “comunidad”. En pocos meses hemos logrado entablar contacto con unas 500 personas y, en general, todas ellas están teniendo una amplia capacidad de respuesta con respecto al Hub. Eso creo que sucede porque estamos imprimiendo un estilo y una energía positiva muy chula. Es lo que llamamos tribu.

R.- Tienes a startps, a fundadores y a trabajadores. Tienes a emprendedores con ideas muy recientes que vienen para que, entre todos, les demos impulso o –como digo yo- una patada en el culo, para que esas ideas progresen. Tienes también a profesionales o a autónomos con negocios propios que vienen a inspirarse con los eventos que hacemos. Tienes a personas que acaban de iniciar un proyecto en solitario y que necesitan de esa chispa. Tienes a equipos de dos, a equipos de tres. De todo.

P.- Y no todo ellos se acogen al mismo formato de pertenencia dentro de esa comunidad
R.- No, existen varias modalidades. Por ejemplo, lo que llamamos hotseat o puesto flexible, que implica un contrato de unas horas o unos días a la semana, sentándote donde haya sito. Esto permite crear una comunidad más amplia, dinámica, activa, en la que se generan unos flujos y conexiones entre personas mucho más potentes a todos los niveles. Además de eso hemos creado la membresía “tribu de talento” o “Hublflix” -como llamamos algunos internamente-, porque cuesta más o menos lo que una cuenta en Netflix. Con ella eres miembro, sobre todo digitalmente, y puedes acceder a todos los servicios que damos. A todo ese contenido, conexiones y sinergias personales.

P.- Es un auténtico universo paralelo…
R.- Total. Es que esto no va solo de tener miembros dentro, sino de emplear a la gente de dentro para potenciar lo que tiene, mediante formaciones, intercambio de ideas, estimulándose recíprocamente.

P.- Y entre tanto roce, ¿no existe cierto riesgo de plagio o espionaje empresarial?
R.- Un Hub va en contra de ese tipo de pensamiento, pero siempre te encuentras con gente a la que tienes que convencer de que esa persona que tiene al lado no debe verla como competencia, sino como aliado. De otro modo, es concebir el mundo de manera algo kafquiana. Es importante colaborar. Desde aquí también fomentamos ese trabajo “de base”, de inculcar lo que supone compartir el talento.

P.- ¿Y usted a qué rama de talento pertenece? ¿Cómo ha llegado hasta aquí?
R.- Soy de Zaragoza. Casi toda mi vida la he pasado aquí, porque aquí fue donde estudié e hice mis primeros pinitos. Luego estuve un tiempo en Inglaterra y en Barcelona –donde cursé lo estudios universitarios, combinándolos con algunos trabajos de gestión, consultoría o retail. Hasta estuve en un almacén. Hice de todo, vamos. Después conseguí mi primer trabajo post-universitario en Madrid, más orientado a marketing, y tras ello marché otros tres años a trabajar a Estambul.

Años después volví a Zaragoza para dirigir una empresa. Esa etapa terminó concluyendo. Fue entonces cuando pensé: ¿Y qué hago ahora con mi vida? Terminé decidiendo que no iba a buscar más trabajo, sino que lo quería montar. Investigando mucho me planteé desde cosas de blockchain, hasta abrir una panadería homemade. Conocí Impact Madrid y me pregunté por qué no teníamos esto en Zaragoza.

Los socios participantes co-diseñaron el Hub como ambiente dinámico de cambio

P.- Y así nació la tribu…
R.- Sí. Empezamos a involucrarnos esos culos inquietos de los que hablaba y planteamos el diseño del proyecto, su filosofía, su espacio. Celebrábamos muchas reuniones a las que íbamos trayendo a gente. Sumando. Cuando todo iba cogiendo forma, elaboramos un manifiesto para detallar claramente los objetivos y lanzamos un taller de innovación en este mismo espacio al que invitamos a empresarios de diversas edades y perfiles. Era todo un poco variopinto, escribiendo cosas en las paredes, pero muy enriquecedor. El objetivo era que entre todos co-diseñaráramos y decidiéramos cómo queríamos que fuera el Hub a nivel, sobre todo, espiritual.

P.- ¿Y cómo es a nivel espiritual?
R.- En primer lugar, esto nace con la ambición de querer cambiar las cosas, el mundo y, más en concreto, Zaragoza. Cambiar las cosas desde el granito de arena que cada uno podemos aportar. Somos Impact Hub, porque queremos generar impacto positivo en la sociedad. Somos una comunidad de gente, dados a co-crear, a compartir, a colaborar. Somos “muy co”. Y dentro de esa identidad, hemos delimitado seis grandes espacios de actuación, donde queremos imprimir toda esa energía creadora, de cambio.

P.- ¿Cuáles son esas seis dimensiones?
R.- Pues precisamente porque el cambio nunca viene solo, sino gracias a acciones conjuntas, la primera gran dimensión la llamamos “espacio conector”. Aquí lo tangibilizamos, por ejemplo, a través de un tablón de eventos enfocados a la generación de sinergias, para que la gente se conozca. Llevamos a cabo dinámicas como el “skilldating”, basado en el concepto de las citas rápidas, pero orientadas al intercambio de habilidades profesionales, ideas, proyectos, o enfoques. También somos un “espacio acelerador”, pero alejándonos del ritmo lento de una incubadora. Nuestros mentores meten caña y, si se ven que algo no funciona, pasan a probar con otra cosa rápidamente.

Por otro lado, somos un “espacio multiplicador” llevando a cabo técnicas dinámicas para conseguir clientes, además de un “espacio de impacto positivo”, porque apoyamos a iniciativas pro-medioambiente, pro-sociales, etc. Asimismo somos un “espacio exponencial”, porque nos cimentamos en las economías digitales (Cloud, robótica, Blockchain) que son las que realmente ayudan a crecer a las organizaciones exponencialmente. En este sentido, promovemos el “pensamiento dinámico”, que no es sino preparar a las personas y a las empresas para que sean capaces de tener éxito, explotando sus capacidades humanas. Finalmente, somos un “espacio artístico”, pues queremos despertar la chispa artística-cultural de la sociedad. Creemos que últimamente es una facultad que está algo dormida y es muy necesaria como desarrollo evolutivo.

P.- Parece todo ciertamente abstracto… ¿Cómo se inyecta, por ejemplo, ese germen artístico?
R.- Cada una de esas seis cosas tiene vida propia en realidad. Son proyectos independientes en sí mismos. El tema artístico lo pretendemos abordar ofreciendo el espacio físico de Impact Hub a artistas locales para sus exposiciones. Queremos hacer quedadas de artistas de todo tipo al estilo “think-thank” para plantear estrategias que ayuden a fomentar el arte y la cultura. Pensamos hacer muchas cosas.

P.- ¿Cuál es su meta?
R.- Ser el centro neurálgico del cambio, porque Zaragoza merece convertirse en referente socioeconómico de España. Y no es cuestión de generar riqueza económica, sino vital. Que seamos una región de futuro, pero viviendo a tope el presente, mientras apuntamos a las estrellas.