Luis Ignacio Lucas: “El apoyo financiero al sector agrario ayudará a frenar el abandono del mundo rural"

Luis Ignacio Lucas es director general de Caja Rural de Aragón
photo_camera Luis Ignacio Lucas es director general de Caja Rural de Aragón

El sector agroalimentario conforma una significativa fracción del genoma aragonés. El progreso autonómico depende en gran medida del flujo económico generado por el esfuerzo de miles de personas que viven por y para el campo. Sin embargo –y a pesar de su peso económico y demográfico-, el mundo rural atraviesa una etapa de profunda complejidad que viene a endurecerse por la problemática de la despoblación. Con el objetivo de intentar corregir el rumbo y frenar su abandono, nació la cooperativa de crédito Caja Rural de Aragón. Una entidad financiera altamente especializada que hoy se ha convertido en uno de los principales soportes del entorno rural, traspasando incluso las fronteras autonómicas.

Además de ofrecer su análisis acerca del escenario financiero actual, el director general de la entidad, Luis Ignacio Lucas, desvela en Aragón Digital las claves de la fórmula de negocio de la cooperativa, donde las personas son el eje central. Las personas de dentro y las de fuera de la entidad. Precisamente por esa ambición humanizadora -entrelazada con la tibieza más pura del entorno financiero- Caja Rural de Aragón ha desplegado su propia propuesta para cambiar el mundo. Una Fundación que mediante la financiación de acciones sociales, micro ayudas a colectivos vulnerables, exposiciones, conciertos y hasta el patrocinio del equipo de Rugby de la Comunidad, busca abanderar su tierra siendo estandarte del arte, la cultura, el deporte y la solidad más aragonesa.

Pregunta.- La entidad resuena con cada vez mayor intensidad, pero, para quienes todavía no la conozcan bien, ¿qué es Caja Rural de Aragón?
Respuesta.- Caja Rural de Aragón es muchas cosas, aunque podríamos decir también que es una al mismo tiempo. Somos una Cooperativa de crédito, una entidad financiera, al igual que cualquier otra. Realmente el usuario no detecta gran diferencia entre la labor de una cooperativa y la de un banco. Sin embargo, somos la caja rural “de Aragón” y lo subrayo así, porque -además de estar afincados aquí- Aragón es nuestro negocio fundamental. También estamos activos en La Rioja y en Lérida, aglutinando a gente con un montón de entusiasmo y ganas de trabajar por y para nuestro territorio.

La cooperativa de crédito está altamente especalizada en el negocio agrario

P.- Gente además con un leitmotiv especialmente remarcado. Ese mundo rural al que están tan vinculados y al que brindan todo el apoyo posible, que tanta falta hace…
R.- Es nuestra principal seña de identidad. En España hay muchas cajas rurales, aunque distintas en espíritu. Nuestra principal diferencia es que nuestro origen es el campo; provenimos de la tierra, de los agricultores y de los ganaderos. Luego, se ha evolucionado al son del propio tiempo, hasta llegar a la ciudad, pero, el campo es y será nuestra esencia y en ello estamos especializados. Cualquier persona que entra en la entidad desde sus inicios como becario lo primero que aprende, por decirlo así, es el vocabulario del campo: temas de la PAC, conocimiento sobre cultivos, razas autóctonas… Además, aproximadamente el 65% de nuestra red de oficinas está localizada en el mundo rural, en municipios de menos de 2.000 habitantes. Se dice pronto, pero tenemos 40 oficinas en municipios de menos de 500 personas. Estamos en entornos donde otros ya se han ido. De esto se hace una lectura; económicamente quizá no sea muy rentable, pero nosotros creemos que se lo debemos a ese entorno rural que nos vio nacer. Preferimos sacrificar una rentabilidad económica por una social.

P.- Y más en Aragón. ¿Aprecia que la problemática de la despoblación está resquebrajando el entorno rural?
R.- La despoblación no es algo único en Aragón. Lamentablemente está ocurriendo en toda España. Sin ir más lejos, en Castilla y León tienen un problema muy similar al que tenemos aquí, incluso dándose la desbancarización. Pero, precisamente, siendo caja rural, tratamos de frenar ese abandono del mundo rural, apoyando al sector agroalimentario. Estamos dando alternativas de viabilidad económica y financiera a aquellas personas que quieran vivir por y para el campo. En ese sentido, nuestra línea de negocio se enfoca fundamentalmente en el sector agroalimentario; tenemos un grupo dedicado en cuerpo y alma a este ámbito que conoce a la perfección tanto las necesidades como las oportunidades, carencias o problemas que tiene el sector. Eso sí, si hay que destacar algo de ellos, es que entienden a la perfección a ese sector.

P.- ¿Cómo lo hacen? ¿Llevan a cabo labores de asesoramiento y orientación?
R.- Con esos clientes hay que ser franco, porque ya trabajan con otras problemáticas añadidas. Nosotros conocemos su entorno y podemos orientarles en cuanto a operaciones, diciendo “oye, aquí no te metas”, porque sabemos que otros han fracasado en ello. También, a la inversa: hay otras operaciones en que el propio medio rural otorga o supone la clave del éxito. Hoy día, nuestra sociedad está demandando productos saludables, de calidad y esas características las tienen los productos producidos en el campo. Todavía no hemos llegado a eso de comer con una pastilla –como puede verse en algunas películas-. Mientras, a todos nos gusta alimentarnos con una buena hortaliza repleta de sabor, y eso solo se viene del campo. Por tanto, sí. Nosotros estamos ahí para poder apoyar, asesorar y tutelar en el proceso de vida de una operación a todos esos emprendedores y apasionados del entorno rural, como lo somos nosotros.

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P.- Ahora que está metido en terreno, ¿está la Caja haciendo los deberes este 2019?
R.- Afortunadamente van bien y con el presupuesto que teníamos marcado. Aun así, cierto es que el sector financiero no se encuentra en su mejor momento; el entorno europeo nos está afectando a todos. Sabemos que la política del Banco Central Europeo baraja incluso rebajar los tipos de interés, poniendo las bases normativas para entrar en tipos de interés negativos. Algo que, al final, resulta una traba para el crecimiento del sector financiero y la construcción de una cuenta de resultados sólida de cara al futuro. En otros países probablemente haya funcionado, sin embargo, esa “japonización” de la economía quizá no sea tan viable ni para España ni para Europa, principalmente por motivos culturales. No estamos preparados para, por ejemplo, cobrarles a los particulares únicamente por tener sus depósitos en una cuenta corriente. Esta situación está implicando que la entidades financieras estemos reformulando los planes de negocio de los próximos años, pues, según dicen los analistas, en 2020 seguirán esas líneas cercanas a cero, incluso tendentes a valores negativos.

P.- Habla de planes de negocio que no han de alejarse de la cultura empresarial. La suya, ¿hasta qué punto está ligada a las personas?
R.- Es que las personas deberían ser el centro de cualquier empresa. Da igual el sector: ya sea financiero, empresarial, o el negocio de chucherías de al lado. La gente compra porque confías en esa persona. En ese producto. Ocurre exactamente lo mismo en el ámbito financiero, porque por mucho que hablemos de transformaciones digitales o revoluciones, todo está basado en las personas. Por supuesto que hoy en día existen aplicaciones que permiten al cliente operar online –porque siempre es más cómodo poder acceder desde tu sofá a comprobar si te han ingresado una nómina o girado un recibo-. Pero, para las cosas que realmente requieren valor, el cliente siempre necesitará al lado a una persona que pueda mirarle a los ojos, transmitiéndole confianza y conocimiento. Al final somos humanos. Nosotros hace un año redefinimos lo que es la misión y valores de la empresa y esas personas son un eje fundamental. Las de dentro y las que se encuentran alrededor de la entidad.


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P.- Una humanidad que mucho tiene que ver con Fundación Caja Rural de Aragón. Háblenos de ella.
R.- La Fundación es algo muy importante, que además hemos empezado también a mover mucho más ahora. Existía antes, pero estaba más orientado a la cultura. Sin abandonar esa cultura, decidimos darle un cambio de rumbo, ampliando su objetivo social. Ciertamente está teniendo muy buen resultado. Hasta lo que conocemos hoy, en la última temporada han pasado 50.000 personas por las diferentes acciones realizadas, ya fueran culturales, expositivas o formativas. Intentamos llegar a núcleos de población más amplios, especialmente a aquellos de acceso limitado a ciertas cuestiones, como la ciberseguridad en el medio rural. Con poquito intentamos hacer mucho. Podemos decir que son micro-acciones que ayudan mucho.

P.- Y para lo que queda de año, ¿qué propósito se marca Caja Rural de Aragón?
R.- Como entidad, el propósito es seguir cambiando la tendencia que hemos tenido de dinamismo comercial, pues hemos cogido un rumbo interesante. Queremos continuar afianzando la dinámica comercial en empresas, en familias, en autónomos, etc. Llevamos la senda correcta y, por tanto, seguiremos pedaleando, porque, el que deja de pedalear, se cae de la bicicleta.