Mar Alot: “Después de 50 años aspiramos a ser una de las caldererías pioneras de Europa"

Mar Alot es la directora general de los talleres aragoneses
photo_camera Mar Alot es la directora general de los talleres aragoneses

Talleres Alot está a punto de cumplir 50 años. Es ya medio siglo trabajando en el sector de la Calderería Pesada, creando piezas de grandes dimensiones, con un servicio integral “llaves mano” para sus clientes que pocos talleres pueden ofrecer. Es, además, una compañía familiar de profundo carácter aragonés, que un día decidió abrirse a un nuevo rumbo exportando la identidad de Aragón por toda Europa. Su particular forma de negocio le ha validado este año convertirse en ganadora del Premio a la Exportación de la Cámara de Comercio de Zaragoza, dentro de la categoría de Pequeña Empresa. Un galardón que no ha hecho sino inyectar todavía más energía para proyectarse al mundo. Su directora general, Mar Alot, hace bajo estas líneas un repaso de la vida de Alot desde sus históricos inicios y plantea su aspiración a medio plazo: convertirse en una de las caldererías pioneras del continente.

Pregunta.- Hagamos memoria para recordar los inicios de Alot, allá por los 70…. ¿Cómo empezó todo?
Respuesta.- El taller lo fundó mi padre en los 70. Él trabajaba en una empresa de calderería y un buen día decidió, junto con un equipo de personas, montarse el taller por su cuenta para elaborar piezas pequeñas para la empresa en la que estaba trabajando (Fundiciones Especiales), que era muy conocida en Zaragoza. Poco a poco empezó a crecer y a necesitar una nave más grande. El primer taller estaba localizado en Valdefierro, luego pasó a uno en Montañana, después a La Puebla y ahora nuestras instalaciones se encuentran en Alfajarín. Crecimos hasta lograr antes de la crisis a los 50 trabajadores.

P.- En su larga trayectoria, se han especializado en Calderería Media y Pesada en aceros al carbono, operando para numerosos sectores. Háblenos de su trabajo. ¿Qué hace Alot exactamente?
R.- Nosotros hacemos piezas únicas para problemas únicos. El cliente viene con un plano y una pieza que no puede fabricar en ningún sitio y nosotros se lo hacemos. En nuestro taller, de 18.000 metros cuadrados con puentes grúa de 64 toneladas, podemos hacer piezas de gran tamaño y dimensión. Nos hemos especializado en eso. Además, proponemos mejoras de fabricación, porque después de 50 años, algo sabremos, y le construimos la pieza que nos pide. Realizamos todos los procesos, desde cortar o doblar la pieza, o bien dársela “llaves mano”, es decir, pintada, mecanizada y acabada.

P.– Trabajan con diversos sectores…
R.- Trabajamos en el sector de la maquinaria agrícola, en el de la construcción, en el ferroviario y ahora estamos introduciéndonos en eólico, poco a poco, porque las exigencias del mercado energético son complicadas. Aunque donde más metidos estamos es dentro del aeronáutico. Fabricamos los carritos que circulan por el aeropuerto que arrastran los aviones. Básicamente, estamos ya muy ensamblados con las especificaciones que nos piden porque llevamos mucho tiempo haciéndolo. Vendemos a las empresas que suministran a las compañías como Airbus o Iberia. Somos, digamos, subcontratistas de las empresas. Nos compran y ellos venden y lo distribuyen a todos los aeropuertos del mundo.

Alot ha recibido este año el Premio a la Exportación de la Cámara de Comercio

R.– Y hablando de mundo. Un buen día también decidieron abrirse al extranjero con una firme política de exportación, ¿por qué dar ese salto?
R.- La segunda generación nos incorporamos en el 95 y empezamos a detectar que quedaba mucho mundo por construir. Un mundo en el que nosotros podríamos hacernos hueco. Mi hermano Antonio, que es quien lleva el departamento comercial, empezó a hacer misiones comerciales con la Cámara de Comercio fuera de España. Fuimos a Francia, Alemania, Bélgica, entre otros, y nos dimos cuenta de que teníamos posibilidades de mercado fuera. Al final, construir se necesita en todo el mundo y qué mejor manera que hacerlo desde nuestro taller. Observamos que en Francia nuestro tipo de empresa es apreciada, porque allí los talleres de calderería no tienen un formato “llaves mano” como el nuestro. Es decir, a nosotros nos entra la chapa y la podemos cortar, plegar, mecanizar y montar. Allí no. Allí tienen un taller para cada proceso. Entonces, al darles un servicio integral, no necesitan irse a más sitios. Entran en nuestra casa y salen con su producto terminado. De hecho, tenemos algún cliente que todavía sigue comprándonos desde 1995. Así fue la historia de cómo empezamos a exportar. Ahora estamos más centrados en Europa, con mercado en ocho países, y abriéndonos nuevos proyectos en otros. Vamos “piano piano”, pero asentando bases. No se puede tirar redes sin asentar esas bases.

P.- Y bien lo están haciendo porque este año han sido galardonados con el Premio a la Exportación de la Cámara de Comercio de Zaragoza, ¿cómo recayó el premio? Un reconocimiento que, además, proviene de casa. De Aragón.
R.- ¡Bueno! Imagínate. Fue un subidón. Somos aragoneses, una empresa familiar que trabaja desde hace 50 años creyendo en su tierra. Nos gusta en nuestra tierra y, por tanto, que te den un premio aquí… ¡Nos ha sentado fenomenal! Tanto empresarialmente como a nivel de equipo.

Alot se ha especializado en calderería pesada y goza de buen posicionamiento dentro del sector en Europa

R.- ¿Se hace cuesta arriba el reconocimiento en casa?
P.- Yo creo que el problema de los aragoneses es que no nos valoramos y eso hay que cambiarlo. Nosotros hemos podido vender desde Zaragoza hasta Canadá piezas mecano-soldadas de 20 toneladas. Se puede. Es cuestión de creérselo, intentarlo y dar con la fórmula del transporte. El no ya lo tienes por delante.

P.- ¿Quizá las barreras idiomáticas sean un hándicap? ¿Qué sistemas de comunicación emplean?
R.- Generalmente, ahora con la comunicación no tenemos ningún problema. Tenemos skype, grabamos vídeos para el cliente de cómo va la fabricación de su pieza y se lo envías por digital, aunque es verdad que para empezar en el sector de la exportación, es importante saber que la Cámara tiene un servicio que se llama SITEL. Es un sistema de comunicación “a tres” en la que se hace una traducción simultánea. Lo digo un poco para los pequeños talleres que no se atreven a exportar por esa barrera del idioma. Existen métodos de ayuda.

P.- Con esa esperanzadora apuesta de futuro, ¿cómo ve a Alot en 10 años?
R.- Quiero y deseo seguir adelante, porque en el ADN de Alot está la mejora continua y la innovación. Somos un equipo muy joven y con muchísimo empuje. Nos veo siendo una de las caldererías pioneras en Europa. Somos pequeñitos, pero aragoneses.