José María Tomás: "Encontrarte 20 países distintos por las calles de Jaca es algo único"

José María Tomás participó en la presentación de esta edición del Festival en el Palacio de la Aljafería
photo_camera José María Tomás participó en la presentación de esta edición del Festival en el Palacio de la Aljafería

El Festival Folklórico de los Pirineos cumple en este 2019 su edición número 50. Un evento internacional que desde su primera edición en 1963 ha logrado congregar a miles de artistas de todo el mundo hasta convertir a la localidad oscense de Jaca en un referente cultural. Durante cuatro días, hasta el 4 de agosto, sus calles se llenan de música y danza llegada desde todos los rincones del planeta, dando lugar a una relación única entre artistas y visitantes.

En esta edición, a pesar de su tamaño, la organización del festival sigue recayendo en los voluntarios. Más de 300 personas que cada año prestan desinteresadamente su trabajo para que el evento pueda seguir atrayendo cada año a miles de visitantes. El coordinador de estos voluntarios es José María Tomás, para el que la cita es ya “un sentimiento” en la ciudad de Jaca.

Pregunta.- ¿Cuáles son los orígenes del Festival Folklórico de los Pirineos?
Respuesta.- El festival se inició hace 56 años aunque en realidad son 50 ediciones porque antes era bianual y se hacía entre Jaca y Oloron (Francia), pero llevamos siete ediciones en las que Oloron no participa. Nació con una intención de romper barreras de una forma amistosa y colaborar juntos.

Fue con motivo del noveno centenario de la catedral de Jaca, el Centro de Iniciativa y Turismo piensa que hay que hacer un festival, ya que en aquella época los que estaban de moda eran el de Benidorm (Alicante) o San Remo (Italia), pero ninguno era folklórico.

A partir de ahí, el Festival Folklórico de los Pirineos ha sido referente en Europa e incluso mundial, y fue el primero que se celebró en España.

P.- ¿Cómo ha crecido durante estas décadas?
R.- Queriendo hacer cada vez un poco más que la vez anterior. Hemos llegado a tener hasta 50 grupos en el festival, antes eran premios que tenían esos países por salir al extranjero, y ahora sí que son más, por así decirlo, profesionales.

Son artistas que hacen sus actuaciones y tienen sus cachés, aunque aquí todos los grupos siguen viniendo sin cobrar y desde lugares tan diferentes como Estados Unidos, China, Tanzania o Uzbequistán. Así, los artistas vienen en un viaje común, y luego los gastos los prorrateamos entre todos los festivales en los que participan.

Durante cuatro días, se calcula que visitarán Jaca más de 40.000 personas. Foto: Festival Folklórico de los Pirineos

P.- ¿Cuántos países han pasado ya por el festival?
R.- Creo que ya vamos por 130 países distintos a lo largo de las 50 ediciones. Muchos se han ido repitiendo, algunos grupos tradicionales italianos, alemanes, austriacos o franceses.

Cada año es más complicado traer países nuevos, algunos por dificultades económicas, otros por dificultades étnicas o políticas. Ahora por ejemplo sacar grupos de África a veces es complicado porque los visados no se dan con tanta facilidad. Son cuestiones políticas en las que no entramos, nosotros cuando un grupo nos dice que quiere venir y encaja dentro de lo que el festival desea, comenzamos la gestión.

P.– ¿Hay alguna novedad en la programación en esta edición especial?
R.- Hemos recuperado el desfile inicial y la fiesta final que se hacía hace muchos años al acabar el festival con todos los grupos participantes. Tenemos más exposiciones que otros años, hasta siete distintas desde Filipinas a todos los trajes regionales de toda España.

Seguimos manteniendo actividades para niños, charlas con los grupos para que expliquen sus costumbres, ritmos y músicas, y otros de los grandes atractivos, los pasacalles. Realmente en recinto cerrado tienen quince minutos en un pabellón para sacar lo mejor de sí, pero tienen actuaciones en la calle permanentemente, porque es dónde pueden participar con el público.

Queremos que no sea un espectáculo donde te sientes en una silla y veas bailar a un grupo. Pretendemos todo lo contrario, que los espectadores bailen con los grupos, y esa es una de las grandes virtudes de nuestro festival.

P.– A pesar de este tamaño y de lo que significa internacionalmente, el festival sigue teniendo un marcado carácter de voluntariado. ¿Cómo se consigue organizar un evento así?
R.- Es de la única manera que puede hacerse, con voluntarios. Estamos entre 300 y 350 personas en al organización, y si tuviéramos que cobrar un sueldo sería absolutamente inviable. Además la gente se vuelca, sí que hubo un momento en el año 2013 que hubo un bajón importante por cuestiones políticas, pero se ha vuelto a retomar con mucha más fuerza.

Como dice Juan Gabasa en su libro, el Festival Folklórico de los Pirineos está en el ADN de los jacetanos.

P.- ¿Desde cuándo hay que empezar a trabajar?
R.– El festival acabará el 4 de agosto, el 5 terminaremos de despedir a los grupos participantes y el día 6 nos reuniremos en una cena en la que ya hablaremos del año siguiente. Nosotros siempre decimos “el festival del año que viene”, cuando en realidad es dentro de dos años, pero ya empezamos a pensar en qué hemos hecho, qué no hemos hecho y qué es lo que podemos hacer.

Al mes y medio cada comisión de voluntarios hace un informe y ya se empieza a pensar en el siguiente. Unas comisiones empiezan antes y otras después, pero desde un mes después del festival ya se empieza a trabajar en aspectos como qué grupos nos gustaría tener en la siguiente edición o si queremos hacer alguna cosa nueva.

P.- Muchos meses de preparación para estos días, pero ¿cómo se organizan los voluntarios durante el festival?
R.- Hay muchas comisiones, la de Secretaría General, la de Acompañantes para ayudar a cada grupo; la de Azafatas, que son niñas jóvenes desde los ocho años que se involucran para empezar a vivir lo que es el festival; o la Artística, en la que se programa todo el evento.

También tenemos la Comisión de Alojamientos y Comidas, la de Servicios Generales, que se encarga de solventar problemas; la Comisión de Exposiciones y la de Comunicación… Es una estructura absolutamente profesional, realizada por voluntarios. Sin cobrar, pero actuamos con una profesionalidad que muchos quisieran para sus trabajos.

Cada día, los artistas realizan pasacalles en los que animan al público a participar en sus danzas. Foto: Festival Folklórico de los Pirineos

P.- Tras tanto trabajo, ¿cuáles son las expectativas de esta nueva edición?
R.- Yo siempre digo que está todo organizado y todo sin hacer. Cuando comienza el festival es cuando surge algún inconveniente, algunas últimas cosas que se te han olvidado o que quedan por hacer, pero una vez arranca, rueda solo.

P.- Con 50 ediciones y toda la progresión que ha tenido el festival, ¿qué queda por hacer?
R.– Mantener el festival en el nivel que se tiene ahora. Se han intentado muchísimas cosas, pero en las actuaciones de calle y de pabellón no se puede cambiar nada porque son cosas que están ya en el ADN del festival. Se han incorporado cosas nuevas, la oportunidad de que los niños se involucren, el kiosco del paseo, se ha introducido la tecnología con una aplicación… Pero la idiosincrasia del festival está definida y es calle, calle y calle.

Simplemente, yo creo que estamos en un nivel en el que tenemos que conseguir mantenerlo como se está haciendo ahora. También es cierto que muchas de las personas que estamos en la organización llevamos muchísimos más años, y se tienen que incorporar gente joven que tenga otras ideas o que lo vea desde otro prisma.

P.- ¿Qué les diría a esos aragoneses que le estén leyendo y no sepan si animarse a visitar Jaca estos días?
R.- Que sean incrédulos y no se crean lo que yo he dicho. Que no se lo crean y vengan a verlo. Lo que tienen que hacer es venir a vivirlo y verlo. Pero que vengan con esa intención de vivirlo. Si se encuentran con un ruso, que bailen con un ruso y se hagan la fotografía de su vida. Encontrarte con 20 países distintos en las calles de Jaca y poder hacerte una foto bailando con un ruso, un mejicano, un chino o un tanzano es algo único, que no se consigue en ningún sitio.