José Luis Gil: "Eduardo II es una lucha entre el poder y el amor verdadero"

José Luis Gil, actor
photo_camera José Luis Gil, actor

“Eduardo II. Ojos de niebla”. Una obra que muestra al verdadero rey, las emociones y los sentimientos que Eduardo II tuvo que reprimir y todo lo que sufrió. El actor zaragozano José Luis Gil representa a este rey que busca ser libre y poder cumplir y satisfacer su verdadero amor.

Pregunta.- ¿Qué significado tienen esos “ojos de niebla”?
Respuesta.- Son los enemigos del rey. Son las personas que no ven más allá del poder, de manejar el poder detrás del reino que impone las condiciones. Los tienen hombres siniestros que niegan la verdad de todo sentimiento, en este caso, la verdad de su amor homosexual.

P.- ¿Se ha trabajado para buscar que haya un reflejo de esta obra en la sociedad actual?
R.- No, ha salido solo. Está en la propia historia. Es muy fácil encontrar los paralelismos o reconocer de qué se está hablando. El poder del dinero es indiscutible, todos dependemos de los bancos para salir adelante. Y ellos se aprovechan de este poder. El poder de la iglesia o de las religiones en general; se ejerce un poder sobre su cuota de clientela, la ciudadanía de un poder. La gente acata las normas o simplemente siguen lo que ellos recomiendan que es más adecuado. Son cuotas de poder muy importantes. También hablamos de la parte humana, porque al final es una historia de amor que se sufre. Le están impidiendo disfrutarlo como él quiere.

P.- ¿Qué ha fallado en la sociedad cuando un tema del siglo XIV puede seguir siendo actual?
R.- Podríamos hablar incluso de 1.000 años atrás. Siempre ha habido poderes con muchas épocas de gloria, sobre todo en el sentido de ser más poderoso que los demás.

P.- ¿Pesa más el poder o los sentimientos?
R.- Es una lucha entre el amor y el poder. El poder es tremendo, muy grande, sobre todo cuando se ponen de acuerdo diferentes entidades. Pero cuando uno siente un amor tan grande, tan verdadero, el motivo que le hace recordar que está vivo, también es muy grande. Se convierte en una lucha cruda, injusta y desequilibrada.

P.- ¿Sigue habiendo prejuicios a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo?
R.- Sí. Pero hay mucha gente con prejuicios que sabe disimularlos. Habría que cambiar muchas normas y hacer que funcionen. Evidentemente se ha avanzado, pero hay cosas que reclamamos que se caen por su propio peso. ¿Por qué una mujer y un hombre cobran diferente por el mismo trabajo? Se ponen excusas como la maternidad, pero no tienen ningún sentido. El hecho de que alguien tenga una condición sexual o de otro tipo, dentro de que no atente contra los demás, tiene que tener todo el respeto y la compresión. Si no lo comprendes no cargues el problema en el otro, cárgalo en ti. En esto influye mucho la educación y las tradiciones.

P.- ¿Es importante seguir tratando este tipo de temas en teatro y en televisión?
R.- Es vital. No se trata de hacer grandes obras porque estén bien contadas. Las grandes obras siempre han reflejado las incongruencias humanas, el simple hecho de ser humano. Y han tenido la habilidad de contarlo de una forma reconocible y eterna. Todo forma parte de un todo.

José Luis Gil protagoniza “Eduardo II. Ojos de niebla”

P.- Hace alrededor de tres años representó con la misma compañía Cyrano de Bergerac. ¿Existe una evolución de Cyrano a Eduardo II?
R.- Cyrano no existió de la manera en la que lo presentamos en la obra; lo presenta como protagonista de una historia de amor, mostrando su mejor parte. Él ni siquiera se atreve a expresar por el miedo al ridículo a ser retrasado, y lo vive desde la más profunda intimidad. El personaje real es bastante siniestro, muy inteligente, pero malencarado. Eduardo II es una obra histórica, que cuenta como tiene que renunciar a su verdadero amor, como lo engañan y descuartizan públicamente a su amante. Es una apuesta teatral muy teatral.

P.- ¿Está prevista otra obra con la compañía?
R.- No lo sé, pero me gustaría hacer comedia. Un amigo música, Don Mauro Muñiz, define la comedia como una sinfonía. En el momento en el que el pianista se sienta y toca el primer acorde, no hay marcha atrás. Todo tiene que funcionar. La música tiene una métrica muy especial; pues con la comedia en el teatro pasa lo mismo, tiene un ritmo único, que hay tener cuidado al seguirlo. Cuando ves que la gente disfruta, sales feliz del teatro. Empatizas con diferentes emociones. Cuando hicimos “Cyrano”, que no era un super drama, o con “Eduardo II” veíamos gente que se emociona, que lloraba, porque estaba sufriendo con los personajes, pero sabes que también están disfrutando. Nos ayudan a evadirnos de la realidad que estamos viviendo ahora. Es un sufrimiento muy gozoso.

P.- Como zaragocista reconocido, ¿cómo ve la situación del equipo?
R.- Mal, aunque han espabilado, por lo menos han salido de la zona de descenso. Hace ya ocho o nueve años que bajaron, esto no puede ser. Zaragoza con la Romareda, con esta afición… no puede ser. Zaragoza es un equipo muy querido. Aunque con el tema económico es tema aparte, y ya si baja a segunda B. La afición necesita una luz, pero es lo que hay.