
La vida pueden ser muchas cosas, pero lo que está claro que, para Maialen, todo se convierte en un cúmulo de sentimientos y emociones. Chica Sobresalto ha lanzado “Sinapsis”, un disco que simboliza un viaje por las sensaciones más cotidianas y, de alguna manera, censuradas por muchos. Maialen actuará el próximo el 27 de mayo, a las 20.00 horas, en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, en un concierto que promete ser una auténtica liberación y un grito a atreverse a vivir y a sentir.
Pregunta.- ¿De qué sentimientos hablas en tu disco?
Respuesta.- De muchos a la vez. Escribo sobre lo que me revuelve en el momento, así que depende de la canción. “Somatropina”, por ejemplo, habla de sentir que todo va muy deprisa y yo no quiero jugar a ese juego, la idea de sentirme muy chiquitita. Es como delegar tu autovaloración en el resto de las personas… es una sensación de autocrítica. “Melatonina” es una nana que le escribo a mi abuelo cuando estaba muy malito, “Oxitocina” habla de una liberación sexual que tuve de pronto al darme cuenta de que no lo había vivido como lo tenía que vivir.

P.- ¿Cuál es la sensación que más te duele?
R.- Creo que mi mayor herida es la sensación de sentirme pequeña, como en “Selección natural”. Habla de la típica sensación de cuando ves un documental de las tortugas, que salen del huevo, llega un pájaro y solo llegan las más rápidas. ¡Qué son tortugas! Siempre lo veía y decía: “Yo sería la primera que ha caído”. Esa herida es la que más he sanado con este disco.
P.- ¿Ya has conseguido sentirte bien del todo en ese aspecto?
R.- No. Es la movida de las canciones, que sí que sanan algo dentro de ti, pero al final, o vas a terapia… no son mágicas.
P.- ¿Cuesta componer un disco tan íntimo en un año en el que se han puesto en juego las emociones a raíz de la pandemia?
R.- Realmente está casi todo compuesto de antes. “Oxitocina” la compuse en 2017. Las que sí fueron después fue “Fusión del núcleo”, que la compuse en plena cuarentana. De hecho, por eso se llama así, porque peté, exploté. Ahí no había manera de localizar una emoción. No habría sido capaz de componer un disco en un año, y menos con esta locura mental.
P.- ¿Llegaste a sentir que recibías muchos mensajes al salir de Operación Triunfo, pero no te encontrabas bien?
R.- Claro. La cuarentena fue muy crítica, y durante unos meses estuvimos fuera de la academia, pero realmente seguíamos siendo concursantes de Operación Triunfo. También llevamos dos meses encerrados en el concurso y no podías ni ir a darle un abrazo a tu abuela ni tomarte algo con tus amigos. Ya cuando salimos del programa dijimos: “Vale, ahora sí, la realidad”. Pero la realidad era muy distinta, porque cogí un tren y el mundo ya nunca volvió a ser el mismo. Fue dificilito de digerir.

P.- Y para digerirlo, has contando con tu banda, que te acompaña desde antes de OT.
R.- Sí. Para mí son mi mejor opción porque yo antes de salir del escenario estoy como una loca y en los ensayos me puedo agobiar mucho. Estar en familia es lo mejor que puedes tener. A nivel musical están de p… madre, y aunque no lo estuvieran, me vale mucho más esa sensación de estar siempre protegida y con mi familia. Sobre todo en esta industria, que hay cosas que… ostras.
P.- ¿Te sientes libre cuando cantas tu disco?
R.- Sí, porque he hecho lo que me ha dado la gana todo el tiempo. Las canciones estaban hechas, estoy con quién quiero estar, la discográfica está genial. Hago lo que quiero y todo pasa por mí. El diseño gráfico lo ha hecho mi guitarrista Ibai con otro amigo de la banda, Álvaro. Es todo muy guay, tengo mucha suerte, porque sé que tengo compañeros y compañeras de profesión que quizá no tienen la misma suerte.
P.- ¿Cómo nace un proyecto artístico que se ha mantenido firme durante tantos años?
R.- Nace porque estaba tocando mis canciones en algún garito y yo decía: “Si quiero hacer esto, tengo que ir de cabeza”. Y decidí grabar un maqueta en acústico, que se acabó convirtiendo en un disco con banda. Cuando ya lo grabamos queríamos tocarlo. Yo les prometí que si se quedaban conmigo iba a ir todo bien en algún momento, así que siempre he sentido mucha responsabilidad. Cuando llegó el casting de OT y dijeron que iban a valorar el tema de componer, fui de cabeza para cumplir con mi palabra. No me ha salido tan mal.

P.- En Operación Triunfo decías que te daba mucha vergüenza que te vieran componer…
R.- Sí, la sensación sigue estando, es como si grabaran una conversación mía con mi psicóloga. Es peligroso que todos vean tus luces, tus sombres y tus agujeritos. Cuando ya están hechas, pues bueno, porque están como yo quiero que estén. Pero cuando compones eres muy vulnerable y a veces hago cosas horrible. Pero bueno luego se te olvida todo.
P.- ¿Qué canción de tu disco te gustaría seguir cantando de aquí a 30 años?
R.- Creo que “Selección natural” es un himno para mí. Igual cambio de opinión, pero creo que lo va a ser siempre. “Oxitocina” también, la versión del disco no, aunque me flipa. La primera que sacamos me gusta mucho tocarla en directo porque la gozo, me da igual como suene, ahí disfruto.
P.- ¿Qué sientes cuanto cantas esa canción?
R.- Es una liberación. Cuando compongo cabreada es como una venganza. Me gusta mucho la venganza.
P.- ¿Una misma canción la pueden vivir de forma diferente varias personas?
R.- Claro, esto pasa todo el tiempo. A veces me hablan de “Dopamina”, que es mujer eléctrica, y me hablan a mí como mujer eléctrica. Está muy guay que cada persona tenga su mujer eléctrica en su vida. Es lo que más divertido me parece de la música, que una canción no sea una, sino tantas canciones como personas hagan su propia interpretación.
P.- El 27 de mayo actúas en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, pero no es la primera vez que actúas aquí. Antes de OT fuiste la telonera de Alfred García en su concierto en la Sala Oasis. ¿Te esperas volver de esta manera?
R.- Realmente no. Es que yo no pensaba presentarme a Operación Triunfo, aunque soy muy fan. Pero yo no me veía ahí. Tenía mi disco y mi banda, una infraestructura, pero que no funcionaba. Tampoco pensaba que podía pasar medio casting de OT.