Abraham Minero: “La vuelta a Zaragoza ha sido la causante de seguir jugando al fútbol”

Abraham Minero ha vuelto a Zaragoza para continuar su trayectoria en el C.D. Ebro. Foto: Laura Trives
photo_camera Abraham Minero ha vuelto a Zaragoza para continuar su trayectoria en el C.D. Ebro. Foto: Laura Trives

Zaragoza ha sido el eje fundamental de la trayectoria de Abraham Minero. El lateral debutó con el Real Zaragoza en Primera División, donde vivió una salvación épica y un doloroso descenso para vivir las dos caras del fútbol. Después de no lograr el ansiado ascenso, recorrió varias plazas en la categoría de plata antes de recalar en el Lleida, de Segunda B. Ahora, otro equipo de la capital maña, el C.D. Ebro, le ha devuelto la ilusión y la posibilidad de volver al lugar donde ha desempeñado la mayor parte de su vida futbolística.

Pregunta.- ¿Cómo afronta este año?
Respuesta.- Llevo dos semanas, pero estoy muy agradecido con la gente que me he encontrado. Estaba más por dejar el fútbol que por continuar. Venía del Lleida y pasamos un año muy malo. Hubo impagos, todo era muy poco profesional y los gestores poco serios. El Ebro me ha dado lo que necesitaba, que era recuperar la ilusión perdida.

P.- ¿Cómo se ve aquí?
R.- Estoy muy contento por la calidad humana que existe en este club. Quiero devolver todo el esfuerzo que han hecho para convencerme, que no fue fácil, con mi trabajo, y mi experiencia. Quiero aportar esa ilusión que me han devuelto en los entrenamientos, en el grupo, en el campo y donde haga falta.

P.- ¿Fue la ilusión del Ebro la que le hizo decantarse?
R.- Llevábamos varias semanas hablando y desde el principio me pusieron las cosas muy fáciles y me volví a ilusionar. Soy un afortunado de este deporte porque he podido vivir de ello en todas las categorías, y la ilusión es fundamental. Quería ser honesto y no ir a un sitio por ir. Se han juntado muchas cosas. La vuelta a Zaragoza también ha sido la causante de seguir jugando. He estado cuatro años muy a gusto, aun con momentos complicados. De lo malo intento aprender y mejorar y me quedo con lo bueno. Aquí he vivido cosas muy bonitas.

El jugador ha recuperado la ilusión por continuar en los terrenos de juego. Foto: Laura Trives

P.- ¿Qué es lo que le tira tanto de Zaragoza?
R.- El Real Zaragoza me dio momentos inolvidables y la opción de venir aquí me atraía. Tenemos cosas que mejorar, pero veo un grupo muy bueno, joven, con ganas y con ilusión. De eso nos debemos nutrir. Somos un club humilde, pero profesional en todos los ámbitos y sectores del club.

P.- En su trayectoria ha vivido de todo: Primera División, Segunda, salvaciones, descensos…
R.- Estoy muy agradecido con lo que he vivido. Debuté en Primera con 25 años, en La Romareda, con derrota ante el Real Madrid. Hay momentos complicados, como los descensos, pero que a la larga te van formando como persona y como profesional. Hay que aprovechar cada día, porque todo pasa muy rápido.

P.- A veces es complicado hacerlo…
R.- Nuestra carrera es tan corta que, a veces, nos olvidamos de disfrutar cada momento. Lo hacemos en función de los logros, pero las cosas llegan como llegan y un equipo lo construye mucha gente. De todos los errores se puede aprender y mejorar. Eso me ha servido para ser mejor persona y mejor profesional, aunque a nadie le gusta vivirlas.

P.- No se quedará con eso…
R.- Prefiero centrarme en recordar lo bonito, como es vivir del fútbol y jugar en todas las categorías profesionales. Soy feliz por haberlo conseguido y aquí me están dando la oportunidad de terminar con otra sensación diferente. Yo quiero devolverlo con trabajo y con la mayor ilusión que se requiere en esta profesión.

P.- ¿Cuál ha sido el mejor momento que ha vivido como futbolista?
R.- El primer año en el Real Zaragoza, cuando nos salvamos en la última jornada. No empezó bien, pero terminó como un cuento. Nunca olvidaré los partidos de La Romareda, la gente, la ilusión de conseguir reenganchar a la afición cada vez más, ir a Getafe el último partido de liga y sentir que estábamos en La Romareda, la plaza del Pilar llena para celebrar la salvación… Fue precioso.

Zaragoza ha sido la ciudad que más ha marcado a Abraham profesionalmente. Foto: Laura Trives

P.- ¿Y el peor?
R.- El año siguiente, el del descenso. También tuve un problema a personal, porque falleció mi madre y fue un palo muy duro en mi camino. Aun así, los problemas personales son parte de la vida, hay que afrontarlos como llegan y superarlos. A nadie le gusta vivir situaciones así, pero tienes que aprender. La vida continúa en todos los aspectos, y siempre hay algo que puede ser positivo. Hay que sufrirlo, seguir adelante y levantarse. En eso consiste la vida.

P.- Volvamos a lo bueno, ¿a qué cree que se debió el cambio para lograr una remontada histórica?
R.- A creer en que se podía. Recuerdo el famoso “sí se puede” que implantamos por toda España. Ahora vas a todos los campos y las aficiones lo cantan, pero fuimos los pioneros. Vivimos el ir poco a poco enganchando a la gente e ir creyéndolo entre nosotros. Conseguimos victorias en campos difíciles que nos daban ese plus para decir “oye, que lo tenemos, que podemos hacerlo”. Se produjo una conexión brutal y sucedió. Fue espectacular. No lo olvidaremos en la vida. Todo se resume en un “sí se puede” cuando se cree de verdad, y así fue.

P.- Se podría decir que todo comenzó con ese gol suyo, en La Romareda, en el último minuto ante el Villarreal. ¿Fue ahí cuando el equipo pensó que, efectivamente, se podía?
R.- Ese partido nos levantó el alma. Era un momento en el que te enganchabas o te caías, y fue el inicio de la remontada. Estaba feliz por marcar en La Romareda el gol de la victoria en el último minuto de la última jugada. Cualquier jugador es lo que firmaría de pequeño si tuviera un sueño. Son situaciones que se quedan dentro de uno y son maravillosas, por eso estoy tan agradecido a lo que he vivido.

El C.D. Ebro le ha devuelto la ilusión a Abraham. Foto: Laura Trives

P.- El año siguiente se desciende tras un buen comienzo, llegándose a decir en la primera vuelta que el Real Zaragoza era el equipo revelación…
R.- Recuerdo que el arranque fue muy bueno. Se fue torciendo poco a poco, la cosa no terminó como arrancó, y se acabó en descenso. Son situaciones que llegaron y desgraciadamente las sufrimos, pero nadie las quería y se trabajó mucho para evitarlo. Es una pena que, desde ese momento, no se haya conseguido dar otra vez el salto para que el equipo esté donde merece.

P.- Aunque se merezca estar en Primera, lleva años estancado en Segunda…
R.- Eso de dónde merece estar el Real Zaragoza hay que dejarlo atrás, porque la realidad es que está en Segunda. Hay que afrontarlo así, aunque tarde o temprano vaya a volver. Por su historia, por su afición… lo que más me gustaría es que fuese ya. Llegará seguro. Es una pena que lleve tantos años, que lo haya tenido tan cerca y no se haya conseguido. Ahora se ve que la gente está conectada al equipo. Confío en que tarde o temprano se logre y que La Romareda vuelva a rugir de verdad, como yo la recuerdo. Estoy seguro de que volverá el “sí se puede”.

P.- En su primer año en Segunda con el Real Zaragoza, con jugadores como Roger Martí o Álvaro González, el equipo se dispara, se va a Navidad cuarto, y termina cayendo. ¿Qué pasó?
R.- Fue un equipo construido para ascender. Tenías los jugadores, los nombres y el presupuesto para hacerlo. Pero ya sabemos cómo es la Segunda División. Cualquier equipo puede ser mejor que tú, aunque el presupuesto sea menor. Fue un año complicado porque veníamos del descenso y a final de temporada no conseguimos conectar con la afición. Estaban muy desilusionados, cosa normal porque nosotros no les dábamos lo que merecían. Se produjo ese enfriamiento que no ayudaba a ninguno de los dos. Nosotros no les dábamos nada de lo que merecían y ellos tenían esa desilusión por lo que les mostrábamos.

P.- ¿Cómo ve este año, para disfrutar del fútbol o para coger ritmo e ir a por otra temporada?
R.- Tengo 35 años y soy muy veterano, pero puedes alargar tu carrera si estás a gusto. Voy a disfrutar sin pensar si es la última temporada, pero vine pensando que podía serlo, y por eso quiero aprovechar cada entrenamiento, cada charla, cada rato en el vestuario. Son momentos que, cuando lo deje, ya no van a volver. Intento aprovechar todo desde mi profesionalidad, desde mis ganas de trabajar y de mejorar.

P.- ¿Cree que puede hacerlo?
R.- Una persona puede mejorar toda la vida, tiene que estar en constante mejora y a eso he venido. Quiero ayudar a mis compañeros cuando no toca jugar, cuando toca salir un minuto, en los entrenamientos… Los resultados ya llegarán, y cuando no lleguen, trabajaremos más para cambiar esa dinámica. Hemos empezado muy bien, tenemos un objetivo muy bonito, pero estamos en fase de construcción y con puntos puedes construir mejor.

P.- Por último, ¿ha notado ese respeto en el vestuario por ser un jugador con una trayectoria tan amplia en el fútbol profesional?
R.- Tengo un compañero que me dijo que, cuando yo estaba en el Real Zaragoza, él estaba de recogepelotas en La Romareda. Son cosas que te hacen ilusión y te dicen “Abraham, que mayor eres”. El respeto está, igual que el que yo le tengo a ellos. Algunos están por primera vez jugando en un nivel más semiprofesional y vengo ayudarles en todo lo que pueda, igual que yo aprenderé de ellos, porque de todo se aprende.