La ONU llama a no relajar las medidas anticoronavirus con la llegada de la primavera

El informe indica que el elemento que más influyó en la dinámica de la transmisión de la Covid-19 en 2020 y principios de 2021 fueron el uso obligatorio de la mascarilla y las restricciones en los desplazamientos, y no los factores meteorológicos.
photo_camera El informe indica que el elemento que más influyó en la dinámica de la transmisión de la Covid-19 en 2020 y principios de 2021 fueron el uso obligatorio de la mascarilla y las restricciones en los desplazamientos, y no los factores meteorológicos.

Las condiciones meteorológicas y climáticas, como el aumento de la temperatura ante la próxima llegada de la primavera en el hemisferio norte (a las 10.37 horas de este sábado en la España peninsular), no deberían esgrimirse como argumento para relajar las medidas adoptadas con el fin de frenar la propagación del coronavirus.

Ésta es la recomendación de un equipo especial de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua, en un primer informe sobre los factores meteorológicos y de la calidad del aire que inciden en la pandemia de la Covid-19.

El informe, publicado este jueves y elaborado por 16 expertos en ciencias médicas, ciencias de la Tierra y salud pública, indica que el elemento que más influyó en la dinámica de la transmisión de la Covid-19 en 2020 y principios de 2021 fueron las medidas gubernamentales -como el uso obligatorio de la mascarilla y las restricciones en los desplazamientos- y no los factores meteorológicos.

Otros condicionantes importantes fueron los cambios en la conducta de las personas y en la demografía de las poblaciones afectadas y, más recientemente, las mutaciones del virus.

“La cantidad de casos positivos aumentó en las estaciones y regiones cálidas durante el primer año de la pandemia, y no hay pruebas de que esto no pueda volver a ocurrir el próximo año”, afirma el copresidente del equipo especial, Ben Zaitchik, del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).

Estacionalidad

En el trabajo se examina la función que puede desempeñar la estacionalidad. Las infecciones víricas respiratorias suelen presentar algún tipo de estacionalidad, en particular el pico que se da en otoño e invierno en el caso de la gripe y de los coronavirus causantes del resfriado en climas templados. Ello ha alimentado las expectativas de que la Covid-19 acabe siendo una enfermedad marcadamente estacional si persiste durante varios años.

Los autores apuntan que “los estudios de laboratorio sobre el SARS-CoV-2, el virus que causa la Covid-19, han aportado algunos indicios que apuntan a una mayor supervivencia del virus en condiciones frías, secas y de baja radiación ultravioleta”. Sin embargo, “esos estudios aún no han indicado si las influencias meteorológicas directas en el virus inciden de forma significativa en las tasas de transmisión en condiciones reales”, advierten.

Calidad del aire

Según el equipo especial, algunos indicios preliminares llevan a pensar en un aumento de la mortalidad por Covid-19 debido a la mala calidad del aire, pero no se dispone de pruebas que establezcan una relación directa entre contaminación y transmisión aérea del SARS-CoV-2.

Por ello, la futura labor del equipo especial comprenderá la actualización de las pruebas científicas a lo largo de los próximos meses, así como el establecimiento y la promoción de un conjunto estructurado de cuestiones, objetivos y prioridades preeminentes en materia de investigación que permita orientar las inversiones en actividades de investigación destinadas a determinar el nexo entre la pandemia y las condiciones meteorológicas y climáticas y la calidad del aire.

El equipo especial también asesorará e informará sobre buenas prácticas y normas mínimas que deben observarse para establecer métodos de modelización integrada de enfermedades infecciosas que tengan en cuenta factores medioambientales.