Un estudio israelí “sugiere” que la vacuna necesita de las medidas preventivas para frenar la variante sudafricana del coronavirus

La "variante sudafricana" podría ser resistente a la vacuna de Pfizer y BioNTech
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Un estudio israelí “sugiere” que la vacuna contra la Covid-19 requiere el refuerzo de las medidas preventivas (mascarilla, distancia, lavado de manos, etc.) para frenar la variante sudafricana del virus.

Se ha publicado en medios de comunicación que Israel ha detectado que la “variante sudafricana” podría ser resistente a la vacuna de Pfizer y BioNTech. Sus autores puntualizan varios datos a tener en cuenta al interpretar los resultados, como la escasa muestra de esta variante variante sudafricana dada su baja prevalencia en el país.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google News Initiative.

El estudio ha sido desarrollado en Israel por el Instituto de Investigación Clalit y la Universidad de Tel Aviv y es un ‘preprint’, es decir, que no ha pasado la necesaria revisión previa a ser publicado en una revista científica, lo cual no invalida sus conclusiones pero sí hace necesario tomarlas con cautela.

Lo que hacen en esta investigación es ver si hay una mayor incidencia de la variante británica (B.1.1.7) y de la variante sudafricana (B.1.351) en personas vacunadas que se infectaron en comparación con personas no vacunadas.

En el estudio participaron 400 miembros de Clalit Health Services (CHS), una organización de servicios de salud en Israel, que se vacunaron con Pfizer y que tuvieron posteriormente una infección por SARS-CoV-2, tanto sintomática como asintomática. Se les dividió en dos categorías: las que dieron positivo en una PCR entre 14 días después de la primera dosis y una semana después de la segunda, es decir, personas “parcialmente vacunadas”; y las que dieron positivo al menos una semana después de recibir la segunda dosis, es decir, “completamente vacunadas”. A cada vacunado se le emparejó en el estudio con una persona no vacunada del grupo de control con características demográficas similares.

Los resultados principales del estudio fueron dos: una mayor incidencia de la variante británica entre los “parcialmente vacunados” en comparación con los no vacunados, y mayor incidencia de la variante sudafricana entre los “completamente vacunados” en comparación con los no vacunados.

Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, explica que este estudio de Israel muestra que la proporción de la variante sudafricana en pacientes vacunados es superior a la esperada, al compararla con la del grupo de control, lo que “sugiere” que la variante sudafricana “escapa” a la vacuna y que es la que puede infectar a los vacunados “al ser más resistente a los anticuerpos”.

Los autores del estudio advierten de que hay que tomar sus interpretaciones sobre la eficacia con cautela: “El diseño de nuestro estudio no pretendía deducir la eficacia de la vacuna contra ninguna de las variantes, ya que observamos las VOC condicionadas a la infección, y no medimos las tasas absolutas de infección en la población vacunada o de control. Por lo tanto, solo podemos especular con cautela sobre la eficacia de la vacuna contra las cepas B.1.1.7 y B.1.351”.

En el estudio, los autores advierten del pequeño tamaño de la muestra de la variante sudafricana, que atribuyen a la baja prevalencia de esta variante en Israel y al “aumento dramático de la frecuencia” de la variante británica. Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), explica que con tan pocos casos detectados se necesita más investigación para concluir definitivamente que la variante sudafricana es resistente a la vacuna de Pfizer.

Adi Stern, profesora de la Shmunis Schoool of Biomedicine and Cancer Research de la Universidad de Tel Aviv que ha participado en el estudio, ha explicado en un hilo de Twitter los resultados del estudio. Entre otras cosas, asegura que no se detectaron casos de la variante sudafricana transcurridos 14 días desde la segunda dosis.

Sonia Zúñiga explica que en esta investigación estudian los casos “una semana después de la segunda dosis, o entre la primera y la segunda”, es decir, “cuando no se ha alcanzado aún el óptimo de protección”. En el propio artículo, los autores indican que los completamente vacunados “pueden haber sido infectados antes de que se estableciera por completo la inmunidad del refuerzo, por lo que es posible que la inmunidad mejorada del refuerzo, que se desarrolla con el tiempo, pueda prevenir de manera más eficaz la infección con la variante B.1.351”.

Adi Stern afirma en el comunicado de la Universidad de Tel Aviv que la baja prevalencia en Israel de la variante sudafricana es un buen dato: “La baja prevalencia es alentadora (…) significa que incluso si la variante sudafricana atraviesa la protección de la vacuna, no se ha extendido ampliamente entre la población, a diferencia de la variante británica, que actualmente representa una gran proporción de casos de Covid-19 en Israel. Una posible explicación es que la amplia difusión de la variante británica está bloqueando la difusión de la variante sudafricana”.

La británica ocuparía su espacio 

En la misma línea, el virólogo Pepe Alcamí dice que “si la variante británica se transmite mejor que la sudafricana, paradójicamente, sería bueno para nosotros porque ‘ocuparía el espacio’ (…) y disminuiría la proporción de pacientes que se se infectan por la variante africana”. Es bueno porque la variante británica sí “es susceptible a los anticuerpos inducidos por las vacunas”, según el experto. Esto mismo se señala en la investigación.

Los autores del artículo afirman que dada la baja prevalencia de la cepa sudafricana en el país es posible que la efectividad de la vacuna junto con las medidas de precaución sigan siendo “suficientes” para prevenir la propagación de esta variante que podría ser “resistente” a la vacuna. Además, señalan que también es posible que la variante británica supere a la sudafricana por su alta velocidad de transmisión.

“Nuestros resultados enfatizan la importancia de rastrear las variantes virales en un marco riguroso y de aumentar la vacunación, que concluimos es el medio más seguro y eficaz de prevenir la propagación de B.1.351 y otros posibles VOC [variantes] futuros”, concluyen.

El virólogo Pepe Alcamí indica que la combinación de la vacunación masiva junto a las medidas de prevención están haciendo que “el virus circulante y las nuevas infecciones disminuyan dramáticamente” y, así, “es más difícil tener muchos casos” de la variante sudafricana. Destaca la importancia de seguir cumpliendo con las medidas para frenar la propagación de esta cepa: “Hasta que no tengamos al virus controlado por la vacunación masiva es esencial controlarlo con las medidas de prevención para evitar que la variante sudafricana o brasileña ‘gane terreno’ y tengamos un verdadero problema de resistencia a las vacunas”.

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