dos hombres en una barra de bar bebiendo alcohol
Dos de cada tres muertes se dieron en bebedores “de alto riesgo” y las causas de mortalidad atribuible al alcohol “más frecuentes” fueron cáncer (43,8%) y enfermedades digestivas (32,9%)

España registró entre 2010 y 2017 al menos 14.927 muertes por consumo de alcohol, de las cuales un 58,6% fueron prematuras, es decir, se produjeron antes de los 75 años. Cuatro de cada cien decesos en el país son “atribuibles” a la ingesta de esta sustancia.

Así se desprende de un estudio publicado por la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol) en su revista ‘Adicciones’ coincidiendo con la conmemoración, este miércoles, del Día Mundial sin Alcohol, tal y como ha precisado este martes la sociedad científica en un comunicado en el que recordó que el consumo de alcohol es “una de las primeras causas de morbimortalidad y discapacidad”.

Tras señalar la importancia de conocer las cifras de mortalidad en relación a esta problemática para poder “adecuar mejor” las políticas preventivas, diagnósticos y tratamientos de la enfermedad, Socidrogalcohol ha explicado que, según el estudio, en el periodo analizado la tasa de mortalidad atribuible a alcohol estandarizada por edad fue de 39,4/100.000 habitantes, representando un 3,9% de la mortalidad general.

Dos de cada tres muertes se dieron en bebedores “de alto riesgo” y las causas de mortalidad atribuible al alcohol “más frecuentes” fueron cáncer (43,8%) y enfermedades digestivas (32,9%), además de enfermedades metabólicas, causas externas como accidentes, enfermedades circulatorias, neurológicas, mentales e infecciosas.

“Esto ocurre en mayor porcentaje en bebedores de alto riesgo, seguidos de exbebedores y bebedores de medio-bajo riesgo y las muertes relacionadas con el alcohol son 3,5 veces más probables en hombres que en mujeres”, ha advertido Socidrogalcohol.

LAS MUJERES TARDAN MÁS EN PEDIR AYUDA

La investigación confirma, además, que el acceso a tratamiento también es “mayor” entre los hombres, dado que, “en muchas ocasiones”, las mujeres “tardan más en pedir ayuda y acceden más tarde a tratamiento”, muchas veces por el “doble estigma social” que sufren y que, según los expertos, “ejerce como una barrera de acceso al tratamiento”.

Con todo, la tasa media anual de muerte asociada al consumo de alcohol ha experimentado un descenso del 8% respecto al periodo de 2001 a 2009, tendencia que se observa también en otros países europeos, según la OMS, y que, para los autores del estudio, puede deberse a “mejoras” en el tratamiento y también a “cuestiones de ámbito económico y social concretos” como la reducción del consumo per cápita de alcohol “influido por múltiples factores”.

En este contexto, Socidrogalcohol ha juzgado que las políticas públicas “deben dirigirse a la prevención del consumo de alcohol desde edades tempranas” y recordó que hay intervenciones que han “demostrado una gran efectividad, además de la necesaria prevención”.

El vicepresidente de la sociedad científica, Hugo López, ha subrayado que algunas de estas medidas tienen que ver con la “limitación” de la publicidad y patrocinios, con las “restricciones” del acceso al alcohol, “controles” del consumo en momentos como la conducción, medidas educativas y “persuasivas” dirigidas a mujeres embarazadas o menores de edad y una política de precios e impuestos.

CONSUMO DE RIESGO

La mortalidad relacionada con el alcohol “afecta” también a los bebedores de bajo-moderado riesgo y cualquier consumo de alcohol «es un consumo de riesgo», pero las personas que lo hacen de forma “más intensa y frecuente” presentan “más posibilidades de fallecer de forma prematura”, según el especialista.

“Entre los bebedores de alto riesgo, algunos tienen trastornos psiquiátricos comórbidos como depresión o ansiedad que requieren de tratamiento específico”, ha advertido, para defender que la “mejora” en el acceso al tratamiento de estas personas “es fundamental para disminuir el riesgo de muerte”.

En este contexto, los expertos participantes en el estudio urgieron a desarrollar estrategias “efectivas” que tengan como objetivo “disminuir” el consumo promedio en la población general para poder “rebajar» también las cifras de consumo de alto riesgo, que es el que mayor mortalidad presenta.

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