El obispo de Huesca pide evitar leer cartas de despedidas o elogiar a los difuntos en los funerales

El decreto está publicado en la página web del obispado
photo_camera El decreto está publicado en la página web del obispado

A partir del próximo 1 de octubre en las iglesias de Huesca no estará permitido leer cartas de despedida o escritos de agradecimiento, ni pronunciar discursos biográficos o de alabanza a los difuntos. Tampoco estará bien visto interpretar música o cantos que “no sean los adecuados para las exequias” ni añadir oraciones o lecturas “no contempladas en el ritual”. Así lo ha reflejado el obispo, Julián Ruiz, en un decreto que regula la celebración litúrgica. Sin embargo, desde la diócesis, su delegado de liturgia, Francisco Raya, ha querido matizar que ni el obispo ni el decreto pretenden categorizarlo como prohibición, sino como una “recomendación” a los asistentes y familiares para que se ajusten al ritual estrictamente católico. Esto es, que se abstengan a pronunciar palabras que vengan a contradecir la doctrina de la iglesia.

Francisco ha recordado que han presenciado numerosas celebraciones en las que se trata a la muerte “como el final del camino” o que se llega incluso a “negar la resurrección y la vida eterna”. Por ello, ha explicado, lo que se pretende a través de esta medida es “evitar es que se introduzcan cosas radicalmente opuestas al pensamiento católico” o manifiestamente “ateas”. Lo que “no puede hacerse”, ha dicho, es que se lean públicamente poemas que hagan referencia a que la muerte “es el final de todo” o que lo “único que nos queda es tu recuerdo” (en referencia al difunto).

Como portavoz de la diócesis oscense, Francisco Raya ha recalcado que el decreto viene a reforzar “el respeto” -dentro de un contexto concreto, que en este caso es el templo sagrado de una iglesia- hacia aquellas personas que sí siguen la fe y creen en dichos pilares o creencias católicas, al igual que se haría en una celebración externa a los rituales del catolicismo.

A pesar de ello, la noticia no ha estado exenta de polémica y las opiniones se han disparado entre los oscenses. Algunos han descrito la situación como “esperpéntica” por considerar que la iglesia no “debería meterse en asuntos que le conciernen a la familia del fallecido”. Otros, por el contrario, creen que si alguien decide participar en funerales de contexto católico, “se han de acatar las normas”.

El decreto 034/2019, del 2 de septiembre, está publicado en la página web del obispado y lo concreta en cuatro puntos. Con él, la diócesis de Huesca, según han plasmado en el escrito, se quiere dar “un mayor sentido litúrgico al funeral, que muestre el anuncio gozoso y confiado de la vida eterna y la esperanza en la resurrección propias de nuestra fe”.

En el texto también se refieren a “El Concilio Vaticano II” que, según señalan, “pidió que las exequias cristianas manifestaran claramente el sentido pascual de la muerte del cristiano y que el rito respondiera a las circunstancias y tradiciones de cada país”. Un deseo, continua el texto, que “expresaba el fuerte interés de la Iglesia en que la liturgia resplandezca en su ser más genuino y profundo y en que los fieles puedan vivir con una participación activa, consciente y fructuosa”.