Aragón se compromete a recuperar las pinturas del Monasterio Sijena en su centenario como Monumento Nacional

El Ejecutivo ha celebrado un Consejo de Gobierno extraordinario desde el mismo Monasterio de Sijena, en el inicio de los actos de conmemoración de los cien años como Monumento Nacional
photo_camera El Ejecutivo ha celebrado un Consejo de Gobierno extraordinario desde el mismo Monasterio de Sijena, en el inicio de los actos de conmemoración de los cien años como Monumento Nacional

“Los trabajos no cejarán hasta que se logre recuperar las valiosas pinturas murales que ornaron la Sala Capitular y el conjunto de pinturas profanas que estuvieron ubicadas en una sala adyacente”. Con estas palabras, el Gobierno de Aragón ha reafirmado su compromiso con el regreso de todas las pinturas del Monasterio de Sijena, y que todavía permanecen expuestas o recopiladas en otros museos, en medio de procesos judiciales.

Con este objetivo, el Ejecutivo autonómico ha suscrito una declaración institucional con motivo de la celebración de un Consejo de Gobierno extraordinario desde el mismo Monasterio de Sijena, en el inicio de los actos de conmemoración como Monumento Nacional. Del mismo modo, se reafirman en “continuar las obras necesarias” hasta la “completa restauración del monumento”. “Sijena ha pasado a ser símbolo de la tenacidad aragonesa en la defensa justa de su patrimonio y de su historia, objetivo que el Gobierno de Aragón mantiene firme y de manera sostenida en el tiempo, velando por la pervivencia y recuperación de su legado en toda la Comunidad”, señala el documento.

Para el Gobierno, Sijena fue “símbolo de la formación” de la Corona de Aragón, siendo “una de las primeras fundaciones monásticas tras la unión del Reino de Aragón y el condado de Barcelona, y la primera femenina”. “Atesoró un riquísimo patrimonio artístico, obra de algunos de los mejores artistas europeos de la Edad Media, y fue foco difusor de arte, especialmente en los periodos románico y gótico”, definen.

Sin embargo, toda su riqueza se mantuvo “intacta” hasta que “inició su dispersión” en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Su declaración como Monumento Nacional “frenó” el expolio, pero solo durante los primeros años. “El incendio y saqueo del conjunto en agosto de 1936 significó su ruina, y la desidia de las autoridades franquistas prolongó aquella situación durante la larga dictadura”, exponen.

Años más tarde, con la llegada de la democracia y la aprobación del Estatuto de Autonomía, Sijena “logró la atención que merecía para iniciar su restauración y recuperar, en la medida de lo posible, su antiguo esplendor”. “Esa tarea se ha ido llevando a cabo progresivamente gracias al compromiso firme del Gobierno de Aragón, que, junto con el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena, atendió asimismo a la recuperación de parte de su patrimonio artístico ilegalmente vendido en los años 80 y 90 y que, tras años de esfuerzo y largos litigios, fue recuperado en 2016 y 2017”, recuerda la declaración institucional, que concluye nombrando al Monasterio como un “emblema aragonés”.