El inicio de las fiestas era oficialmente a las 12.00, aunque como hoy en Huesca no costaba madrugar ni un poquito, las cuadrillas llenaban ya las calles desde el punto de la mañana dispuestas a comerse un buen almuerzo. Huevos fritos, patatas, jamón, longaniza…Este ya podía ser consistente y es que los oscenses comenzaban hoy siete días de jarana y jolgorio desmedido y para eso hay que coger fuerzas. En las terrazas, todo blanco y verde, olor a albahaca, cervezas y vino yendo y viniendo y muchas ganas de San Lorenzo 2023. Por eso, con el buche ya lleno, amigos, familias, vecinos y algún que otro forastero emprendían la ardua misión de llegar hasta la plaza de la Catedral.
Una misión imposible, pues toda Huesca estaba en las calles. Aunque con más o menos atino, y más o menos cerca, todos han conseguido un «hueco» (por llamar de alguna manera a no poder dar un paso hacia ninguna dirección), para ver el cohete estallar en el cielo. Un cielo con un sol de justicia (este año San Lorenzo viene con ola de calor incluida) con 4.000 miradas puestas en él. Y, de repente, eran las 12.00 y el cohete explotaba, y la plaza se llenaba todavía de más estruendo, abrazos, piel de gallina y euforia. Porque, ahora sí que sí, los oscenses pueden decir que están en San Lorenzo.

Unos minutos antes, fruto de la emoción del momento la concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Huesca, Nuria Mur, y la alcaldesa Lorena Orduna no se ponían de acuerdo a la hora de gritar al unísono y mientras una decía «Viva Huesca», la otra se refería al patrón: «Viva San Lorenzo». Un momento divertido que ha precedido al encendido del cohete por parte del pastelero oscense Rubén Bernal. Y tras el humo y el estallido del cohete, la jota de San Lorenzo sonaba en toda la plaza emocionando a más de uno. Otro de los momentos más emocionantes de este primer día ha recaído en la figura de Enol Salamero, que con solo 5 años ha conseguido emocionar a toda una ciudad. El pequeño ha puesto el pañuelo verde al santo antes del pregón con la copla de Roberto Ciria dotando de mayor solemnidad al momento. Y es que esa puesta del pañuelo iba dedicada a la madre del niño que falleció hace poco a los 39 años y que era una persona muy querida en la peña «Los que faltaban».
Este año, y por primera vez, se ha adelantado esa puesta del pañuelo para dotarla de mayor solemnidad y la juerga que siempre lleva implícito el chupinazo. Un chupinazo que también se ha seguido atentamente desde la plaza de Navarra gracias a las pantallas gigantes que ya son todo un imprescindible en las fiestas de San Lorenzo. Y con el estallido del cohete llegaba la animación musical en las calles con las charangas, las ganas de seguir comiendo (y bebiendo) hasta que el cuerpo aguante y el no pasar por casa salvo que sea estrictamente necesario para vivir los días grandes de la capital oscense como se debe.
Hoy ya tocará trasnochar pues la verbena de la orquesta Nueva Alaska y las charangas pasando por las calles más allá de la medianoche no dejarán dormir a más de uno. Por delante, siete días con más de 300 actos entre conciertos (Lola Índigo, Sho Hai o Cariño se postulan como los más esperados), hinchables, teatro y actuaciones para los más pequeños, corridas de toros, ferias y hasta observaciones astronómicas, pues no se debe olvidar que el sábado y el domingo serán los mejores días para ver las perseidas (o Lágrimas de San Lorenzo) y pedir como deseo, por ejemplo, que las fiestas nunca acaben.