Dos formas de hacer participar al público en el espectáculo, una más informal que la otra, han caracterizado a las obras presentadas en nuestros escenarios durante los últimos días.

"Brainstorming" y "Lehman Trilogy"

Dos formas de hacer participar al público en el espectáculo, una más informal que la otra, han caracterizado a las obras presentadas en nuestros escenarios durante los últimos días.

BRAINSTORMING

El espectáculo que se ha ofrecido la pasada semana, de jueves a domingo, en el Teatro del Mercado, puede inscribirse dentro de la categoría global del happening, por cuanto los dos actores protagonistas Óscar Castro y Javier Zapater, recurren desde el inicio a la participación multitudinaria del público para construir entre todos una sucesión de relatos y situaciones cómicas partiendo de la iniciativa propuesta en una papeleta anónima y extraída aleatoriamente  de un recipiente situado a la entrada del Teatro.

‘Brainstorming’, esta catarata de ideas, palabras, gestos y situaciones, cuenta con un juego de luces manejado hábilmente por Daniel Canelo, mientras los episodios van transcurriendo enlazando referencias, alusiones, textos e imágenes. El resultado es inesperado dentro de lo esperable, porque el punto de partida, o más bien de llegada, está inscrito en el fondo del escenario y los dos actores han de improvisar de forma rápida y fulgurante para mantener la atención del público.

La atención y la alegría, porque la comicidad está asegurada con las insinuaciones, las ocurrencias, las provocaciones y la interacción sin pausa entre Óscar y Javier. La riqueza de este procedimiento y su éxito exige mucho entrenamiento, mucha concentración y, sobre todo, agilidad mental por parte de los artistas. También es importante la respuesta del público, que interviene con reiterada frecuencia, siempre en un tono comedido, donde la ironía y el juego civilizado se sitúan lejos del humor grueso y de la chabacanería.

Un elemento a destacar en el espectáculo es la presencia mayoritaria de gente joven entre el público, lo cual significa que este género tiene gancho en el momento presente y en el inmediato futuro.

LEHMAN TRILOGY

Sorprende que en un montaje de tres horas, dividido en tres partes con breves intermedios, funcionen todos los engranajes con la exactitud de un preciso reloj. Esta es la sensación global que desprende la obra de Stefano Massini, en versión y dirección de Sergio Peris-Mencheta, presentada durante el pasado fin de semana en el Teatro Principal.

‘Lehman Trilogy’ narra en un tono entre cómico, irónico, sarcástico y mordaz la historia de una familia de inmigrantes judíos alemanes, los Lehman, durante más de siglo y medio, desde su llegada a los Estados Unidos a partir de 1840 hasta el desplome de su imperio financiero en 2008, causa visible de la mayor crisis económica del mundo contemporáneo.

Utilizando ritmos y melodías de worksong, minstrel, twist, blues, espirituales negros, ragtime y canciones yiddish, los actores-músicos-cantantes y otras hierbas, van desfilando por la vida y desafiando a los acontecimientos con una cadencia sorprendente por su precisión y agilidad. Y sorprende todavía más que los seis componentes del reparto, Aitor Beltrán, Darío Paso, Litus Ruiz, Pepe Lorente, Leandro Rivera y Víctor Clavijo funcionen con una homogeneidad integradora, compatible con la diversificación que precisan las decenas de personajes que interpretan.

El equipo técnico ha realizado un trabajo prodigioso para esquematizar cada momento de la acción con multitud de detalles que envuelven los episodios de una forma admirable. No hay un minuto de tregua para el espectador en esas casi tres horas de relato comprimido. Cada idea, cada iniciativa, cada diálogo, cada controversia, cada reflexión tienen su encaje preciso. Los personajes alternan la narración de lo que ocurre con la verificación argumental necesaria. Son al mismo tiempo cronistas y protagonistas.

La obra va más allá de desentrañar los secretos y mostrar las raíces del sistema capitalista financiero que hoy impera. El análisis de las personalidades, de los pensamientos, de las intenciones, de los secretos, de las intrigas, de las operaciones que gobiernan esa realidad que a todos nos afecta, va completando un mosaico en el que encajan a la perfección los sucesos históricos conocidos y padecidos por todos nosotros.

Ciertamente el autor, el director y los intérpretes son las estrellas del espectáculo, pero quiero insistir en que todo el equipo artístico y técnico ha realizado un trabajo más allá de lo sobresaliente.