Don Quijote somos todos

La madre de todas las novelas da pie para muchísimas adaptaciones, versiones, secuelas y elaboraciones que en manos de gente inteligente pueden producir efectos nuevos. Ha sido el caso del trabajo que el zaragozano Teatro del Temple –entre las celebraciones de su 25 aniversario–, presentó la pasada semana en el Teatro Principal: una propuesta divertida y ágil a partir del inmortal ‘Quijote’ de Cervantes.

Sobre un texto de José Luis Esteban, dirigido por Carlos Martín, con la producción de María López Insausti y la coordinación técnica de Alfonso Plou, siete artistas de alto rango han creado una pieza singular titulada ‘Don Quijote somos todos’. Un reparto encabezado por los propios Carlos Martín y José Luis Esteban, con la participación de Minerva Arbués, Irene Alquézar, Francisco Fraguas y Félix Martín han conseguido establecer un nuevo paradigma de este singular argumento a partir de una supuesta revitalización del anónimo lugar de nacimiento del hidalgo.

Varios episodios de realidad ilusoria, como el establecimiento de un Parador Nacional en el pueblo, al comienzo y al final de la obra, envuelven una larga escena de fantasía simbólica que se desarrolla dentro de la emblemática cueva de Montesinos. Podrían citarse muchos detalles, pero hay algunos de especial significado en el tiempo presente, como la alusión electoral, o cuando se dice irónicamente que “el Quijote es una obra conocida y apreciada en todo el orbe, y además en casi todas las regiones de España”. Sobran los comentarios. También cuando se estimula a los presentes a “ejercer el quijotismo, aunque no se sepa muy bien en qué consiste”.

La música en directo de Gonzalo Alonso ilustrando el desarrollo de la acción, la escenografía adaptable de Tomás Ruata, la iluminación de Tatoño Perales y el vestuario de Ana San Agustín completan unos cuadros de dramatismo trufado de comicidad de gran altura. Una actuación consistente, con intercambio de papeles y la utilización paródica del argumento, han contribuido a que el cuarto de siglo del Teatro del Temple sobre los escenarios haya conseguido con esta obra alzar un poco más su ya elevado estrado dentro de los panoramas nacional e internacional del arte de Talía.