La siniestralidad vial ha descendido en Aragón este 2019, que concluye con 56 fallecidos en 50 accidentes. A falta de que se cierren las cifras oficiales de la Dirección General de Tráfico, este dato supone siete víctimas mortales menos que en 2018, cuando se incrementaron en cinco personas respecto al año anterior.
Las carreteras N-II y N-232, principales puntos negros de la Comunidad, han concentrado siete accidentes de los 50, dejando nueve fallecidos. De ellos, seis personas han perdido la vida en la N-II, concentrándose cuatro víctimas en Candasnos (Huesca) y Peñalba (Zaragoza). En 2018, la suma de ambas vías dejaba diez muertes en ocho accidentes.
Además, si en 2018 la A-23 fue la carretera con más fallecidos, en 2019 otra vía ha tenido especial protagonismo en cuanto a mortalidad: la A-2. En total, cuatro personas han perdido la vida en otros cuatro accidentes en La Almunia de Doña Godina, Ricla y Fraga, esta última localidad sumando dos siniestros.
Por otro lado, la irregularidad ha marcado el año en cuanto a accidentes mortales, concentrados en periodos de días muy cortos. De hecho, enero arrancó con 6 muertos en 17 días, mientras que febrero no registró ningún accidente mortal. Ya en marzo volvió a repuntar la mortalidad, con nueve fallecidos en siete siniestros entre el 5 y el 16.
Ya en el segundo semestre, agosto, posiblemente el mes con más movimiento en las carreteras, “solo” registró tres víctimas, dos de ellas en un accidente en Jarque de Moncayo el día 29, por nueve que se acumularon en 2018. Del mismo modo, octubre contabilizó dos fallecidos en un mismo siniestro en Benabarre el día 31.
Por provincias, Huesca ha registrado un repunte al acumular 21 fallecidos, dos más que en 2018. Mientras, en Zaragoza se han producido 23 accidentes mortales, con 27 víctimas, nueve muertes menos que el año pasado, y Teruel se mantiene en ocho víctimas.
