El tío político de Naiara señala al estrés laboral como causa de las torturas y asesinato de la niña

El principal acusado, Iván Pardo Pena, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Huesca // Foto: EFE
photo_camera El principal acusado, Iván Pardo Pena, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Huesca // Foto: EFE

“Quería mirar por su futuro”, así ha justificado la preocupación por los estudios que tenía el tío político de Naiara, Iván Pardo, que desencadenó las fuertes torturas que sufrió la pequeña de ocho años el día 6 de julio de 2017 en Sabiñánigo. El principal acusado ha alegado que “llegó enfadado” a casa por el “estrés laboral” aquel día y que “no buscaba la muerte” de Naiara.

Pardo ha decidido contestar solo a las preguntas de la defensa de su hermano y madre, Carlos Pardo y Nieves Pena, y las de su abogada. El abogado de sus familiares ha preguntado a Iván sobre la decisión de la madre de Naiara de llevar a la niña a casa de la abuela política al recibir allí clases de una de sus primas de repaso, ya que la pequeña había sacado peores notas que otros años.

Pardo ha afirmado que sus actos aquel 6 de julio fue “solo su decisión” y que su madre Nieves “no tenía conocimiento” y que su hermano Carlos “no estaba en casa”. Sobre el día de en el que Pardo torturó y acabó con la vida de su sobrina política ha afirmado que “llegó enfadado” y que “no tenía un plan preconcebido” de lo que iba a hacer al llegar a casa. Ha achacado este “enfado” a que no estaba viviendo un buen momento en su vida y que “se notaba irritable” por el “estrés” que estaba viviendo en su puesto de trabajo.

“Reaccioné cuando la noté inconsciente, le controlé el pulso y le di un par de bofetadas. La llevé al baño y allí cogí el amoniaco, le puse el tapón cerca para ver si despertaba”, así ha justificado Iván que “buscara reanimarla” tras el castigo físico que emprendió contra su sobrina política. Según la acusación del padre biológico, Manuel Briones, la niña fue sometida a una tortura por no saberse la lección del colegio. Una tortura ejercida por su tío político que consistió en golpes a la cara, descargas eléctricas o incluso atarla con grilletes al suelo. Todo esto con un resultado mortal, según la acusación, y delante de sus primas menores, que fueron obligadas a mentir delante de los servicios médicos con que la niña, “había caído por las escaleras”.

Pardo ha reiterado en la idea de que “no deseaba la muerte de Naiara” y que cuando se enteró de la muerte de la niña, en el hospital Infantil de Zaragoza, “se le cayó el mundo encima”. La abogada de Pardo ha vuelto a preguntar sobre si existió deseo expreso de acabar con la vida de Naiara, el se reiteró en el no y que “buscó algún método” para poder reanimarla. Incluso ha afirmado que llegó a practicar la reanimación cardiopulmonar a la niña cuando cayó desfallecida de los golpes.

Sobre la mentira de la caída de las escaleras, Pardo era consciente de que “le iban a pillar” y cuando evitó que sus sobrinas menores, presentes en la tortura, llamaran a los servicios menores fue para “ganar tiempo para recuperarla”. Ha concluido que pidió perdón a la madre de la niña recientemente a través de una carta.

“Iván ejercía de cabeza de familia”

Hoy también ha sido el turno de la declaración del padrastro y de la madre de este. Tampoco han querido responder a las preguntas de la acusación y solo respondieron a los de su defensa. Nieves Pena, la madre de Iván y Carlos Pardo, ha defendido que ella no era consciente de los malos tratos que sufría la niña ni sus nietas (las primas de Naiara), hijas de otra hija que dejó el entorno familiar. La abuela se encontraba trabajando de cocinera el día que murió la pequeña.

Nieves ha alegado que, con la muerte de su marido, Iván ejerció el papel de “cabeza de familia” y que él había asumido la educación de sus sobrinas. Ese rol no era del agrado de la madre, que ha afirmado que “cuando yo decía una cosa, él otra”. Para Nieves, “Iván le merecía la confianza, no creía que pudiera hacer algo malo a las niñas”.

El padrastro de Naiara, Carlos Pardo, consideraba que su hijastra “se quedaba en buenas manos” cuando dejó a su hija con su hermano. “No imaginaba que Iván pudiera hacer algo malo”. El padre político ha hablado del abandono de Naiara de Manuel Briones, el padre biológico. Que solicitó hace unos años que la niña tuviera el apellido del padrastro pena y que Manuel se negó al principio, tras una difamación a través de redes sociales de él y de su exmujer, y que terminó aceptando por un acuerdo económico. “Manuel no hace nada sin dinero”, ha concluido.

El padrastro ha recalcado su buena relación con la niña y que le llamaba “papá” y que la decisión de llevar a la niña a casa de su madre, fue de Mariela Benítez, su mujer y madre biológica de Naiara, ya que estaban quitando una humedad de la habitación de la pequeña.

El padrastro ha afirmado que cuando recibió la foto de la niña con las orejas de burro solo pensó que “era una broma pesada” y que no le dio importancia.