Risas, emoción y música de los 80 han dado el pistoletazo de salida a la Carrera de la Mujer Central Lechera Asturiana en Zaragoza. 9.000 mujeres se han unido este año a la “marea rosa” contra el cáncer de mama en el que es el mayor evento deportivo femenino del calendario anual.
Algunas corriendo, otras caminando, de todas las edades, con carritos de bebé, con globos, e incluso con coronas de flores, las zaragozanas han salido de la línea de salida, frente al Pabellón Príncipe Felipe, en tandas y animadas por familiares, público y animadores de la organización. En un ambiente festivo y respetando las medidas de seguridad, las corredoras han emprendido el recorrido de 6,5 kilómetros que las ha llevado por la avenida Cesáreo Alierta, el paseo la Mina, la plaza San Miguel, la calle del Coso, el paseo Echegaray y Caballero (de ida y vuelta), para luego cruzar dos veces el puente del Pilar y atravesar la calle Don Jaime I, llegando así a la Plaza del Pilar, donde les esperaba la tan ansiada meta.
Además de este recorrido conjunto, las corredoras han podido participar de forma individual y en cualquier lugar con la Carrera Virtual, a través de la app oficial del evento.
Y como este año no se ha podido celebrar el festival de fitness posterior a la carrera, la organización ha preparado tres clases virtuales de ballet fit, con Lis Cayón; de slow vinyasa flow, con Eleonora Tirabassi; y de aerobic funcional y dance con FEDA Zaragoza, para que las corredoras las puedan disfrutar en sus casas.
Espíritu solidario
La Marea Rosa ha mantenido su espíritu solidario y, al final del circuito, se ha realizado una donación la Asociación Española Contra el Cáncer. Una donación que se ha sumado al apoyo económico que la carrera otorga a las fundaciones Wanawake Mujer, Pulseras Rosas y Clara Campoamor, que se centran en proteger a las mujeres en distintos ámbitos.
En línea con este objetivo solidario, la Carrera de la Mujer ha puesto en marcha, un año más, su merchandising social #MásQueUnaMuñeca con el que ha puesto a la venta 11 modelos de pins con forma de muñeca elaborados a mano por mujeres en riesgo de exclusión social y supervivientes de trata de explotación sexual y laboral. Además de los calcetines y calcomanías de Wanawake Mujer y del Banco Santander.