Había quien a las 21.00 ya estaba en la cama mientras que otros se hacían los remolones para ver si pillaban a Melchor, Gaspar y Baltasar entrando en el salón y dejando bajo el árbol ese Spiderman que tanto querían o la muñeca Barbie por la que tan bien se han portado este año. No había manera de conciliar el sueño y es que esta noche los mismísimos Reyes Magos han pasado por los hogares de Zaragoza llenándolos de ilusión y magia.
Han sido sigilosos, eso sí, y aunque algunos reconocían haber visto por el pasillo las sombras de tres camellos, la realidad es que, en un visto y no visto y reponiendo fuerzas con las galletas y turrones que los anfitriones han dejado, los de Oriente han cumplido con creces su misión y esta mañana pequeños y mayores salían de estreno por el centro de Zaragoza.
La plaza del Pilar se ha convertido en la pista perfecta para Sara que, con una sonrisa de oreja a oreja, ha estrenado su «mejor regalo»: una bicicleta rosa con un toque de purpurina. Unas sombras de ojos brillantes y unos pinceles han sido otros de los presentes que la pequeña ha encontrado bajo el árbol por portarse «muy bien».
Unos metros más allá estaba Álvaro, que tenía un discusión de lo más acalorada con sus hermanos. El motivo lo requería y es que, ¿cómo no va ser Baltasar el mejor Rey Mago? Rencillas aparte, Sus Majestades se han portado muy bien en casa de los hermanos y han dejado pinturas y rotuladores para dibujar, juegos de policía y una cosechadora para Álvaro que va a ser un futuro agricultor.
La casa de Papá Noel, al que algunos todavía envían sus agradecimientos hasta Laponia, el tren, el Belén y el tiovivo de la plaza del Pilar han sido los planes favoritos de los pequeños que, sin soltar sus muñecos y juguetes, se han divertido de lo lindo este día festivo. Eso sí, había quien, como Ruth, estaba impaciente por irse a casa «para jugar con los juguetes». O más bien leer y es que Baltasar le ha traído tres libros de «El diario de Greg» porque le gusta «muchísimo leer, sobre todo libros de adolescentes».
A su lado, Gabriela contaba emocionada que por fin tenía una Nancy gracias a los Reyes Magos. Unas muñecas Kookyloos y una buena propina de 50 euros han sido la recompensa de un comportamiento ejemplar durante todo el año.
Una visita a la Basílica y un buen trozo de Roscón
Y aunque los pequeños son los indiscutibles protagonistas en este Día de Reyes, los mayores tampoco se quedan atrás en esa ilusión de recibir algún que otro presente, a pesar de reconocer no haberse portado lo mejor que podían este año. Melchor, Gaspar y Baltasar no han opinado lo mismo y han dejado bajo el árbol ropa de deporte, relojes inteligentes, botas, algún que otro jersey, suscripciones al gimnasio o libros.
Regalos de lo más variados con los que los mayores no tienen queja, aunque han echado en falta poder celebrar las fiestas navideñas como antes de la pandemia, es decir, juntándose con todos sus seres queridos. Con la esperanza de que así sea el año que viene, este día festivo lo han pasado visitando la Basílica del Pilar, paseando por el centro de la ciudad o calentándose con un buen chocolate con churros. Eso sí, el protagonista ha sido el roscón, y mientras algunos apuraban las últimas horas para hacerse con uno, otros reconocían llevar dos días comiendo este delicioso dulce.
Sea como sea, el Día de Reyes ha devuelto a los mayores la ilusión y ha hecho ver a los más pequeños que los sueños se cumplen si se cree en ellos y que la magia está en cualquier rincón. Ahora, solo queda disfrutar de los regalos y comenzar a portarse, todavía mejor, para el año que viene.