Del día a la noche: el Real Zaragoza desperdicia dos goles de ventaja y empata en Ibiza (2-2)

Francho hacía el 0-1 con un golazo con su zurda. Foto: LaLiga
photo_camera Francho hacía el 0-1 con un golazo con su zurda. Foto: LaLiga
Otra oportunidad perdida por el Real Zaragoza. El conjunto aragonés no pasaba del empate a dos tantos frente al Ibiza en un choque que dominaba al descanso por 0-2 y que se le complicó, y de qué manera, con un doblete de Castel y la incomprensible gestión de los cambios de JIM. En el once de JIM, varias novedades y ninguna de las dos incorporaciones. Francés volvía al lateral derecho, con Lluís acompañando a Jair. Por supuesto, con Cristian en portería. Repetía medular con Petrovic, Francho y Bermejo, dejando la parcela ofensiva para Borja, Azón y Narváez. Delante, un Ibiza en racha, con Paco Jémez liderando su vendaval atacante en las últimas jornadas: nueve puntos sobre nueve posibles y trece goles anotados. Es decir, estilos completamente opuestos en el césped de Can Misses. La puesta en escena era muy buena por parte de los maños. Primero Narváez desde fuera y, más clara, Azón buscando la rosca, metían el miedo en el cuerpo a los locales. Dominaba la posesión el Ibiza, sí, pero si los maños andaban listos a la hora de robar encontraban un mar de espacios. Y así sucedió. Atento Narváez para interceptar un pase horizontal en defensa y también clave para que la pelota acabara en Francho quien, en el 14, soltaba un zurdazo a la escuadra convirtiendo el 0-1. No era un tanto cualquiera: era romper una racha de más de cinco encuentros sin ver puerta. El guion se mantenía. Compactos en la presión, unidos, como un acordeón. Narváez probaba desde fuera, encontrándose con Domínguez, y también especialmente con Azón en el posterior rechace. Todo esto en 20 minutos. Y lo que vendría. Tras un córner a balón parado, Petrovic recogía el esférico y con la zurda definía con calma al palo corto, haciendo el 0-2 en el 23. El primer reto estaba más que logrado, helar Can Misses y quitarse una mochila de piedras de encima. También no meterse atrás: de hecho, la siguiente ocasión era para Francho, con Domínguez obligado a mandar a córner una falta directa que se colaba. El Ibiza caía en la desesperación e Ibiza, su central, realizaba una entrada más que violenta contra Bermejo, atropellándolo y estampándolo directamente contra un banquillo. Amarilla, dictaminó Ais Reig, quedándose muy corto y dando gracias de que no ocurriera una desgracia mayor. Era lo más notorio hasta el descanso, finalizando con 0-2 una primera parte en la que el Real Zaragoza lo había hecho, sencillamente, todo perfecto. Segunda parte Vada por Bermejo, malherido, cambio al descanso de JIM. Lógicamente el Ibiza adelantaría todavía más sus líneas, volcándose con todo y, por tanto, dejando también espacio a su espalda. Perdonaría el Real Zaragoza por medio de Azón, en un 3 para 2 en el que decidía con un disparo flojo a las manos de Domínguez. Sí se tendría que lucir el guardameta en otra gran contra, robo incluido de Petrovic y asistencia magnífica de Narváez para Borja. El extremo tenía opciones de centro pero prefería disparar y el arquero local salvaba el 0-3 en el 50. Y el Ibiza daba ciertos síntomas de despertar, al igual que emergía en el ambiente la sensación de que quien perdona lo paga. De hecho, en su primer disparo a puerta llegó el 1-2. Disparo lejano a la salida de un balón parado, desatención defensiva tras el despeje de Cristian y Castel recortaba distancias. Iba a tocar sufrir y de qué manera. Sin tiempo para digerir el primer gol, Castel volvía a poner patas arriba la defensa tras un regalo colectivo y ponía el 2-2 tras un zurdazo cruzado ante Cristian. Giménez y Ángel López, cambios de JIM en detrimento de Azón y Borja Sáinz, desacertadísimo. Pasaba el equipo, con más miedo que vergüenza, a un sistema con cinco defensas. El campo por tanto se volcaba cada vez más en favor de los ibicencos, sabía el Real Zaragoza que seguía habiendo espacios a la espalda rival, pero tener un hombre menos en el medio evitaba robar tan fácil como en la primera mitad. No parecía, ni de lejos, el partido de los primeros 60 minutos. Para tratar de arreglar el desaguisado que él mismo había generado, JIM daba entrada a Grau en lugar de Francho. Ciertamente, otro cambio incomprensible. Al menos parecía el Real Zaragoza tapar las vías de agua generadas en una segunda mitad para olvidar. Tendría la última Narváez en una falta desde la frontal a Vada, nefasto el argentino, ya en el descuento. El colombiano ni superaría la barrera en el primer intento ni encontraría puerta en el segundo intento. Al final, un empate a dos que no saca de pobre al conjunto maño y que deja un sabor mucho más amargo que dulce teniendo en cuenta el devenir de los acontecimientos. Una vez más quedaba la sensación de haber podido sacar más rédito si se dominaran más las áreas y, también, si JIM mejorar en su gestión de los partidos.

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