Zaragoza avanza hacia el tranvía sin conductor

Las primeras pruebas del tranvía autónomo se desarrollan en cocheras
photo_camera Las primeras pruebas del tranvía autónomo se desarrollan en cocheras
https://www.youtube.com/watch?v=fBe5B0b2exI Zaragoza se convierte desde este miércoles en una de las primeras ciudades del mundo en iniciar pruebas para el desarrollo del tranvía autónomo, también conocido como tranvía sin conductor. Las primeras pruebas, que se desarrollarán en cocheras durante más de seis meses, consisten en equipar una unidad con sensores de movimiento, radares, cámaras y distintos sistemas informáticos para recopilar los datos que permitan desarrollar en un futuro una conducción autónoma. Los test de Zaragoza se complementarán con los que se llevarán a cabo en la capital de Noruega, Oslo, de manera que se puedan combinar datos de ciudades con condiciones de uso muy diferentes. El objetivo, según ha explicado el director de Gabinete de CAF, Eduardo Gálvez, es conseguir una conducción “mucho más segura, más fiable y eficiente”. La unidad equipada llevará el vinilo “Te veo, te percibo, te protejo; soy tu nuevo tranvía inteligente”. El proyecto Compass, que ya fue anunciado por el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón en la presentación del Congreso Europeo de Tranvías celebrado en la capital aragonesa en el mes de mayo, está liderado por CAF y cuenta con la principal financiación del Europe’s Rail, el máximo organismo europeo encargado del desarrollo de sistemas ferroviarios. En la presentación, la responsable de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca, ha destacado que esta iniciativa pionera en el mundo pondrá a Zaragoza en el foco de la inversión para futuros desarrollos en la movilidad. Primeros pasos de un largo recorrido El primer paso hacia el tranvía autónomo es abandonar progresivamente la dependencia de balizas y otros sistemas en la infraestructura, a menudo caros y complejos de instalar, mantener y operar, y optar por sistemas de posicionamiento recabados exclusivamente de datos obtenidos por los propios vehículos. Para ello, la unidad inteligente del Tranvía de Zaragoza cuenta con un “setup” de sensores de percepción del entorno entre los que se encuentran tres radares en cada cabina (uno central y dos laterales), dos cámaras (una de largo alcance y un ojo de pez) y un Lidar (dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado). Estos dispositivos recaban información junto con los que ya cuenta el tranvía, como por ejemplo los sensores de velocidad, para ir alimentando el algoritmo e ir trazando un mapa del entorno. Estos sensores permiten identificar tanto objetos estáticos como en movimiento, así como su velocidad relativa, y todos los datos son procesados a bordo por unidades GMU y enviados “a tierra” a través de un sistema de conexión 4G. Ahora el proyecto se centra en alimentar el algoritmo con toda la información posible y, el siguiente paso, será poder realizar pruebas en las áreas controladas de Cocheras. Allí se pretende establecer rutinas que mejoren la seguridad en el movimiento de tranvías, así como aumentar la eficiencia energética con procedimientos inteligentes como, por ejemplo, conectar los equipos de climatización en el momento adecuado, suprimir movimientos innecesarios, etc. Antes de alcanzar el objetivo de un tranvía 100% autónomo, se van a producir una serie de pasos intermedios. El objetivo principal es desarrollar ayudas a la conducción que permitan al conductor tomar decisiones no sólo derivadas de los elementos que están en su campo de visión (semáforos, otros vehículos, etc.), sino contando con información ampliada sobre el estado del tráfico y los elementos que se va a encontrar en su trayecto, así como las fases semafóricas de todo el recorrido. El sistema, una vez desarrollado, también permitirá tomar decisiones para establecer prioridades en el trayecto, teniendo en cuenta variables como la velocidad y la eficiencia energética. Todo ello redundará en un sistema mucho más seguro, tanto para el conductor y los viajeros, como para los peatones y el resto de vehículos que ocupan el espacio urbano.