Simeone brilla en un Real Zaragoza que estrena ante la Ponfe su cuenta de victorias (1-2)

Simeone anotó los dos tantos que valieron los tres puntos. Foto: Real Zaragoza
photo_camera Simeone anotó los dos tantos que valieron los tres puntos. Foto: Real Zaragoza
Logró el Real Zaragoza su primera victoria y lo hizo con un nombre propio: Giuliano Simeone. El cuadro blanquillo supo ponerse dos veces por delante con goles del argentino, pieza clave y vital para otorgar un triunfo a los maños que vale sus puntos en oro. Estrenó con este 1-2 ante la Ponferradina en El Toralín su casillero de victorias y consigue, además, salir de los puestos de descenso. Revolucionaba Carcedo el 11 en El Toralín con cambios en todas las líneas respecto al último duelo. Cristian; una defensa formada por Gámez, Lluís, Jair y el debutante Gabi Fuentes. Volvía Grau al centro del campo acompañando a Manu Molina, con Bermejo y Mollejo como extremos y Vada de mediapunta. En punta, el ya goleador Giuliano Simeone. Nwakali, Moi Delgado, Naranjo o el exzaragocista Erik Morán destacaban entre los locales. El primer susto llegaba con dos minutos de juego, cuando la presión de la Ponfe obligaba a intervenir a Cristian de cabeza tras una mala salida de Lluís López. Era el cuadro maño quien lo intentaba con una jugada ensayada, pero más clara la tuvo Naranjo. El atacante no lograba atinar por fortuna para los maños y el centro se paseaba sin encontrar rematador. Se llegaba a los diez primeros minutos sin grandes ocasiones ni cambios en el marcador. Y sería en el 11 cuando la alegría estallaría en el banquillo blanquillo. Brillante sombrerito del Cholito a Pascanu para plantarse solo ante Amir y hacer el 0-1 en el minuto 11. Avisaba en el 16 la Ponferradina con un Derik que comprobaba de primera mano la dificultad de batir a Cristian. Cuidado con la Ponfe cuando llegaba a zona de tres cuartos que podía dar algún susto. No se quedaba conforme con el 0-1 el equipo de Carcedo, que precisamente con centros al área quería el segundo. Qué cerca estuvieron los maños del segundo en el 23. Otra vez Giuliano lograba llevarse un cuero peligrosísimo para internarse en el área y dar el pase de la muerte a Vada. El argentino fallaba estrepitosamente esta vez y la siguiente, una falta en la frontal que provocaba Bermejo. Un remate de Erik probaba otra vez al argentino, que en un barullo lograba atrapar la pelota. Otra en el 37 de Simeone servía como aviso de los maños en un partido de ida y vuelta donde las ocasiones claras eran para los visitantes. Y cuando parecía todo controlado, Nwakali decidía que ante el Real Zaragoza iba a marcar el gol de su carrera. Un trallazo desde su casa pegaba en la escuadra de Cristian para quitar las telarañas y poner el 1-1. Poco más tras ese varapalo, unos todavía en shock y otros amarrando el empate que, tras lo visto en los primeros minutos, valía su peso en oro. Segunda mitad de garra y lucha Una internada más de Giuliano terminaba sin rematador en un duelo en que la Ponferradina quería poner la pausa. Pero su pelea, su pundonor y su garra tendrían premio. El delantero aprovechaba un rebote tras un córner para colocar el 1-2 en el marcador y volver a adelantar a los suyos en el 51. Ahora sí, había que amarrar el resultado como fuese. Salvaba in extremis el tercero Pascanu de Mollejo en un cuadro maño que quería más. Y después sería Vada el que no lo conseguiría. Se tenía que defender el Real Zaragoza en los últimos minutos intentando matar a la contra. Eso pretendía Carcedo con la entrada de Puche por un Mollejo que sigue algo desubicado. Giuliano era sin duda el hombre del partido, porque en el minuto 76 seguía con sus carreras generando peligro. Era en ese minuto cuando Jair remataba un centro de Bermejo y, tras un paradón del arquero local, con todo a favor, Puche remataba al palo. Sin sufrir prácticamente nada aguantó el cuadro blanquillo los últimos compases del encuentro. El Real Zaragoza, liderado por un Simeone impecable, consiguió estrenarse con una victoria vital, clave para afrontar el choque ante el Sporting con tranquilidad y garantías. Eso sí, primero toca disfrutar por primera vez del sabor del triunfo.

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