La Comunidad Autónoma de Aragón ha recibido a 1.898 personas refugiadas en los últimos cuatro años. Los datos se dan a conocer coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Refugiado, el próximo jueves 20 de junio, y con la petición por parte de la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, Mariví Broto, de que el Estado Central dé “más autonomía a las Comunidades Autónomas para gestionar la llegada de estas personas”.
Distribuidos por años, en 2015 llegaron a Aragón 35 refugiados; en 2016, 153; en 2017, 517; en 2018, 831 y hasta abril de 2019, 358. Hay que tener en cuenta que no todas estas personas permanecen en tierras aragonesas, ya que algunos han decidido moverse a otras Comunidades o a otros países. Por procedencia, en 2019, la mayoría son venezolanos (29), seguidos por ucranianos (17), sirios (14) y colombianos (11). Además, de los 358, 90 eran menores.
Broto insta a “ver la cara y los ojos de estas personas porque son familias y niños con historias personales”. El derecho internacional, ataja, es claro en esta materia y obliga a ofrecer asilo a todas las personas que se vean forzadas a salir de su país por causa de la guerra o por violación de derechos humanos.
Por eso se ha organizado este martes una jornada en el Edificio Pignatelli para dar a conocer los resultados del protocolo que inició Aragón en 2015 para la acogida de refugiados y que la convirtió en absoluta pionera en el conjunto español. Durante el día se han celebrado varias mesas y se ha disfrutado de un café de comercio justo y una exposición fotográfica titulada “En tu piel: Imágenes por la integración y la diversidad”, a la que acompaña un documental homónimo de Vicky Calavia.
Gestionar las llegadas
La consejera ha aprovechado la oportunidad para reivindicar más autonomía del Gobierno Central en la gestión de los refugiados y su proyecto de vida. “Nos gustaría decidir cuántas personas queremos recibir, cómo las queremos recibir y en qué lugar las queremos recibir”, manifiesta. Como ejemplo, cuenta el caso de una familia refugiada que venga del ámbito rural y que podría ser llevaba a un núcleo poblacional pequeño, “favoreciendo así la integración y mejorando nuestra sociedad”.
Broto remarca que el Gobierno de Aragón se ha comprometido con la acogida de refugiados “desde el primer día”, con la puesta a disposición de estas personas “de todos nuestros servicios, de forma inmediata”.
Aunque Aragón no es una de las comunidades que más presión migratoria sufren, como si les ocurre a aquellos países que se encuentran en las inmediaciones de las zonas en conflicto, la consejera resalta que la ayuda al refugiado “tiene que ser un canto opuesto lo que signifique xenofobia”. Y para ello “se necesita cooperación internacional”, para que puedan volver a sus países de origen y mejorar el enfoque sobre cómo abordar su situación.