Solo el 14% de la población en esta región etíope dispone de agua potable

Una iniciativa impulsada por Fundación Canfranc y financiada por la Diputación Provincial de Huesca ha hecho posible construir dos pozos manuales a tres kilómetros de Kotoroletk, un remoto pueblo de Etiopía. Esta iniciativa, que ha tenido un coste de 10.000 euros, llevará agua a los casi 2.500 habitantes de esta remota zona del país.

Su reacción al obtener agua limpia “fue como la de encontrar petróleo”, describe Irene Domínguez, responsable de este proyecto en la región de Benishangul Gumuz. Solo el 14% de la población en esta región etíope dispone de agua potable, bien todavía hoy demasiado preciado para su vida. En este pueblo la esperanza de vida apenas sobrepasa los 40 años.

Las organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan en Etiopía coinciden en que la escasez de este recurso hídrico es un problema que afecta a la superficie, ya que, según estudios hidrológicos, la cantidad de agua subterránea existente en el país es suficiente para suministrar agua potable a toda la población, unos 70 millones de personas.

Además, este panorama se vio agravado en 2016 por el fenómeno El Niño, causante de más de una anomalía climática en el mundo y responsable en esta ocasión de la sequía más grave que ha padecido Etiopía en los últimos 50 años. Desde entonces, el deterioro del suelo en un país que carece de infraestructura y cuya economía depende mayoritariamente del régimen de lluvias ha conducido a más hambruna y ha provocado brotes de violencia entre distintas etnias, acentuados en zonas rurales y fronterizas.

Hasta 230.000 euros en cooperación

Este proyecto, financiado al 80% por la DPH, forma parte de la treintena de iniciativas que se llevan a cabo con estas ayudas de cooperación al desarrollo para salvar las grandes diferencias que en materia de nutrición infantil, educación, salud, vivienda, higiene o seguridad alimenticia que existen entre los países del mundo. Este año son 230.000 euros los destinados a colaborar con nuevas iniciativas que generen ingresos económicos para sus habitantes y ofrecer continuidad a otras dirigidas a defender los derechos humanos donde todavía no se respetan.

A la hora de desarrollar proyectos es habitual que las organizaciones altoargonesas se apoyen en una contraparte local, con experiencia en el terreno, reconocida en el propio país y que actúa de intermediario. En este caso es la ONG Amigos de Silva, que ya cuenta con más de diez años trabajando en el campo de la salubridad alimenticia, higiene y sanidad en Etiopía. Será el tercero de estas características en el que Fundación Canfranc y Amigos de Silva se embarcan juntos. La anterior colaboración se produjo en 2017 con la instalación de dos pozos de agua en las poblaciones de Dabogirogis y en Guba School.

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