Temor entre los autónomos aragoneses a un cierre generalizado de negocios con un nuevo confinamiento

Los principales sectores que se van a ver afectados son la hostelería y el comercio
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Los autónomos aragoneses están viviendo un verano de “mucha preocupación” por el ritmo de los rebrotes de casos de coronavirus y las graves consecuencias que tendría para la economía un segundo confinamiento. De hecho, desde UPTA son muy claros, otro parón supondría el “cierre generalizado” de muchos negocios, que ya subsisten con grandes dificultades a la “reducción brutal” que está registrando el consumo.

Una línea que mantienen también desde ATA, cuyo barómetro de situación refleja este mes que el 70% de los autónomos tendría problemas para mantener la actividad en caso de que el Gobierno central volviera a encerrar en sus casas a la población. “Tendrán que medirlo mucho con suficiente seriedad. Una cosa serán las medidas sanitarias, que tendrán que medirlas con precisión, y otras las consecuencias socioeconómicas”, ha advertido el secretario general de UPTA Aragón, Álvaro Bajén.

Durante estos meses de pandemia, los únicos ingresos que llegaban a los autónomos fueron las ayudas por el cese extraordinario de actividad que reguló el Gobierno, unas “balas” que, afirma Bajén, ya se “están agotando”. “Estamos viendo presiones de entidades financieras a los autónomos absolutamente impropias del tiempo que estamos viviendo. Nos estamos endeudando a marchas forzadas y no existen bonos vacuna ni inyecciones de liquidez”, ha alertado, confiado en que las ayudas procedentes de la Unión Europea ayuden a aportar solvencia económica al sector.

No en vano, según el barómetro de ATA, el 60,2% de los autónomos a nivel nacional han visto ya reducida su facturación en un 60% respecto al año pasado. Además, de los autónomos que han tenido que utilizar la figura del ERTE parcial o total (59,1%), casi la mitad aseguran que han recuperado a toda su plantilla (48,2%) y el 23,9% al menos a alguno de sus integrantes de la plantilla.

Estas cifras son especialmente sangrantes puesto que el tejido productivo y empresarial confiaba en que el verano fuera capaz de ser “un punto de inflexión” para “dominar” la pandemia, pero en realidad “se está acrecentando”, siendo especialmente dañina para la hostelería. Ante esto, Bajén ha reclamado mayor “certidumbre” y mejorar la coordinación entre las medidas sanitarias y económicas, advirtiendo de que se puede generar más economía sumergida en caso de que los negocios se vean obligados a cerrar.