Las personas desalojadas del hotel San Valero acampan en la plaza del Pilar para exigir una solución

De las 22 personas desalojadas, se ha establecido en la plaza del Pilar un pequeño grupo de 10
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El desalojo de 22 personas que “okupaban” el hotel San Valero el pasado 28 de julio por parte de la policía las ha dejado en la calle, algunas de ellas mayores y enfermas. La misma tarde del desalojo, un grupo de 10 personas desamparadas decidieron ir junto con sus pertenencias a dormir a la plaza del Pilar. La elección del lugar fue a conciencia, pues al situarse cerca de las oficinas del IASS creen que no serán invisibles a ojos de la gente.

El grupo está compuesto por hombres de varias nacionalidades y edades. Son Míchal, de origen checo; Joaquín Alfonso, de origen portugués; Dimitri, de nacionalidad rusa; y Samuel, David, Moisés, Santiago, Juan, Eduardo y Fernando, de nacionalidad española.

Dentro del grupo hay gente que está enferma. En la noche del viernes una de las personas sin hogar tuvo que ir al hospital a que le hicieran pruebas por su mal estado de salud. “La ambulancia tardó hora y media en acudir a recogerlo y, tras el chequeo médico, nadie avisó a sus compañeros y tuvo que volver solo andando de noche y cansado”, han denunciado.

Fernando dejó de cobrar la Renta Activa de Inserción (RAI) y, tras la truncada posibilidad de conseguir vivienda temporal, se quedó desamparado y sin un sitio al que acudir. Fue entonces cuando conoció a Santiago, la persona que okupó primero el Hotel San Valero y quien se ha encargado de contactar con la gente sin hogar en la calle, ofreciéndoles un lugar seguro donde poder dormir en colchón y bajo un techo. En la Plaza del Pilar “estamos protegidos bajo un techo y al ser sitio de paso, la gente nos ve, nos conoce y nos ayuda”, explica Fernando.

Aunque hay asociaciones que les traen comida y bebida, además de preocuparse por su situación, como Kike Mur o Luis Buñuel, Fernando manifiesta su descontento con el alcalde Jorge Azcón, así como con el IASS. “Desde el ayuntamiento miran de reojo pero no se acercan. Lo mismo que desde el IASS, ya que no se han acercado ni a preguntar si necesitamos un vaso de agua”, expresa.

Los vecinos de la zona y la gente que pasa por delante de sus tiendas y colchones es generosa y se preocupa por su situación, la gran mayoría. Para Fernando, el trato con la gente es muy bueno, pues ”traen cosas, o les ayudamos a ir a comprar, a traer bolsas. El otro día ayudé por ejemplo a una señora con sus bolsas de la compra”. El parking que tienen al lado de donde duermen les deja entrar para utilizar sus servicios y la policía les ha dicho que, dada la ola de calor, pueden hacer uso de la fuente para bañarse y refrescarse.

“Mientras podamos, aquí vamos a estar. Y si nos echan de aquí, la policía nos ha dicho que podemos ir al ayuntamiento a acampar ahí”, ha concluido Fernando.

Santiago fue detenido durante el desalojo producido en la calle Manifestación por intentar quemarse “a lo gonzo”. Durante su estancia en la comisaría, el grupo con el que ahora comparte calle decidieron establecerse a escasos metros de las oficinas des IASS para “hacerse ver”.

“Esto es un aliciente para otras personas que están en la calle en situación de desamparo a que sigan luchando y nos unamos todos para conseguir el objetivo primordial, el derecho a la vivienda, tal y como está constituido en la Constitución Española”, ha reclamado Santiago.

Lo que piden es empatía y humanidad para con las personas que viven en la calle y exigen una solución, sin palabrerías ni negociaciones que alargan los tiempos de los que no disponen. “Para nuestra situación no hay condiciones, no se tiene que negociar ni hablar. Es una solución efectiva ya. Le pedimos al Gobierno de Aragón que nos dé solución a las personas que estamos en la calle”, ha concluido Santiago.

LA “OKUPACIÓN”

Santiago y Míchal fueron las primeras personas en “okupar” el Hotel San Valero a mediados del mes de marzo.

Santiago se quedó en la calle en noviembre, y desde entonces ha ido acampando en varios sitios de la ciudad. Durante sus paseos por la ciudad, la situación que veía de gente en la calle, en colchones tirados, lo que no entendía. “Una ciudad como Zaragoza, tan estupenda y futurista, ¿Cómo hay tanta mendicidad?”, se preguntaba.

A principios de marzo y por azar, Santiago encontró el hotel San Valero, propiedad de la Sareb (denominado banco malo). Al estar vacío, y con la idea de ayudar a la gente sin hogar que pudiera, decidió “okuparlo”. Con la ayuda de Míchal, se coló por una ventana superior, aunque de primeras no logró abrir la puerta principal desde dentro. Los siguientes días se encargó de pasear las calles de la ciudad preguntando a las personas sin techo que veía si querían ir al hotel, donde les ofrecía colchón y un techo bajo el que resguardarse. Logró dar cobijo a 21 personas sin hogar.

ALBERGUE MUNICIPAL

Sobre la posibilidad de acudir al albergue municipal, el cual está detectando casos entre sus residentes, Fernando se manifiesta preocupado y defraudado por esta institución, la que entiende debería ser “un centro de inserción laboral, pero yo he estado durante un año en el albergue sin poder trabajar de nada”. Él mismo ha añadido que la gente que ha tratado con él y le ha ayudado en el albergue “es muy buena, pero las instituciones de inserción son un desastre”.

Según Fernando, si “estás seis días en el albergue son seis días mal comido, enfermo, dos días sentado en el patio y luego tres meses en la calle, a buscarte la vida como puedas”.

Santiago opina de la misma manera que su compañero y alega que “el albergue municipal no es una opción. No quiero que mis compañeros salgan de aquí si no es en mejores condiciones”.