El Huesca rasca un empate en Elche pero sigue sin ver puerta ni ganar (0-0)

Los oscenses no conocen la victoria esta temporada. Foto: web S.D. Huesca
photo_camera Los oscenses no conocen la victoria esta temporada. Foto: web S.D. Huesca

No pudo ser. La primera victoria de la S.D. Huesca se sigue resistiendo y frente al Elche tuvieron que conformarse con un nuevo empate, en esta ocasión a cero. Los azulgranas volvieron a rozar el triunfo, esta vez en un partido que, sobre el papel, representó un auténtico monólogo de los de Míchel. Solo faltó una cosa, el gol, que impidió que los azulgranas volvieran a Huesca con los tres puntos.

La S.D. Huesca regresaba al Martínez Valero solo unos meses después, pero esta vez en la máxima categoría. Con el impulso del reciente empate frente al Atlético de Madrid y solo dos cambios en el once inicial, colocando a Pulido como lateral ante la lesión de Pedro López y Maffeo, los oscenses se plantaron en el campo ilicitano con la voluntad de estrenar su casillero de triunfos. Y la idea quedó patente desde los primeros compases, mostrando a un Huesca que se hizo con la posesión y las ocasiones más claras.

Okazaki con un cabezazo que se fue alto inició el recital de remates visitante, ya desde el minuto cuatro de partido. Comenzó así el acecho sobre la meta de Edgar Badía, con Rafa Mir atesorando las más claras, pero sin conseguir definir con éxito. En medio del total dominio azulgrana se dio la parte más negativa del encuentro, cuando Okazaki tuvo que ser sustituido por Ontiveros por problemas musculares.

La ausencia del japonés no impidió que continuara el monólogo altoaragonés, aunque siguió sin dar sus frutos. Mikel Rico pudo adelantar al Huesca diez minutos después de la reanudación, pero, ya sin oposición, no armó bien el remate tras un gran centro al segundo palo de Javi Galán.

Aunque la posesión seguía siendo azulgrana, y así lo demostraban los hasta 13 remates que acumularon, el balón siguió resistiéndose a entrar, y ni el refresco en el banquillo, logró dar el triunfo a los de Míchel.