La Policía cree que el acusado del crimen de la maleta "perdió el control de su historia"

Los agentes han presentado los resultados de su investigación
photo_camera Los agentes han presentado los resultados de su investigación

Los instructores de la Policía del “crimen de la maleta” han sido tajantes con los cambios y contradicciones del acusado, Jonathan Witmar Berreondo, sobre la muerte del transportista madrileño cuando quedaron para mantener relaciones sexuales a través de una app de citas. Los agentes han afirmado que Berreondo “cambiaba detalles dependiendo de la persona” y que, tras tres declaraciones, “perdió el control de su historia”. Después de esta última, en la que confesó la muerte accidental del transportista, dio dos más a la Policía. Siendo en la quinta en la que atribuyó el asesinato a otra persona, Emilio “El cordobés”.

Los instructores del caso comenzaron la investigación con la llamada del propio acusado alertando de una maleta sospechosa que tenía en su casa la cual había dejado un inquilino al que le había alquilado una habitación. Al llegar los agentes y desenvolver la maleta envuelta en film, encontraron el cadáver de un hombre con signos de fuerte violencia en la cabeza. Berreondo, según los agentes, programó y preparó una coartada en la que a través de otro móvil se hacía pasar por un tal “Mario”, el inquilino al que le había alquilado la habitación, el que, tras pasar por problemas de convivencia, le “había dejado un regalito”.

Berreondo, en la primera declaración, afirmó conocer al tal “Mario” por la aplicación Wapo, de encuentros sexuales masculinos y que, en una conversación, le alquiló una habitación. Para los agentes era “raro” que se use la aplicación Wapo, “para alquilar vivienda”.

Las conversaciones encontradas entre “Mario” y el acusado llamaron la atención a las agentes por el lenguaje que usaba “Mario”, que según el acusado era madrileño. “No cargo mucho” o “ponerla en caliente”, no correspondían al castellano, según los instructores, se habla en Madrid. Los agentes demostraron que el lenguaje de sus mensajes correspondía al dialecto característico de Guatemala, país de origen del acusado.

La narración de la historia, para los agentes, comenzó a “dar saltos y contradicciones” según el testigo con el que el acusado tenía la coartada. Berreondo no paraba de trasladar a sus amigos sus preocupaciones con el tal “Mario” y “el regalito que le había dejado en casa”. Fue con su amiga Leti como testigo, que declaró este miércoles, con la que descubrió la maleta. Algo extraño para los agentes, el que el acusado “no encontrara nada en un piso de 60 metros cuadrados”. Berreondo, según el informe de los instructores, invitaba a sus amigos como una forma de “anticipar el resultado”.

En la declaración este miércoles de “El Cordobés” declaró que él no había participado de algún modo en la muerte de el transportista. La defensa deslizó que este, gracias al posicionamiento telefónico, estuvo en las inmediaciones del lugar del crimen varias veces en la semana siguiente.

En la sesión de este jueves, los agentes encargados de los informes tecnológicos han esclarecido que el estudio del posicionamiento telefónico no es algo “matemático” y que por la posición de “El Cordobés” podría estar dentro del área de su trabajo, una obra próxima a la calle Vía Verde en el Oliver donde se perpetró el crimen. Para los agentes, “El Cordobés”, “no es más que una coartada”.

“Un grito fingido”

El agente de la Policía Nacional, que acudió al domicilio del acusado por la llamada alertando de la maleta, ha afirmado que a la hora de abrir la maleta y descubrir el cadáver, Berreondo emitió un “grito fingido” porque según el agente, no había abierto aun la maleta ni que por su posición podría haber visto el contenido.