Cuatro agentes de la Policía Nacional han salvado a una joven de morir ahogada en el río Ebro tras precipitarse por el puente de la Almozara, en Zaragoza. Para rescatarla, uno de ellos tuvo que meterse en el agua a plena noche y con crecida ordinaria, ya que se desplazaba a gran velocidad por la fuerza de la corriente, lo que complicó la operación.
Pese a la mediación de la Policía, que llegó alertada por una señora, la joven saltó al río, si bien dos agentes, uno de ellos de prácticas, pudieron sujetarla por las muñecas. Sin embargo, finalmente se precipitó al caudal del Ebro. Estos dos agentes tuvieron que recibir asistencia médica ya que sufrieron lesiones en sus extremidades debido al enorme esfuerzo, así como a las provocadas por los propios barrotes arquitectónicos.
Otro vehículo policial, también perteneciente al Grupo Operativo de Respuesta, acudió con la mayor celeridad posible al auxilio y se personaron en la orilla del río, donde accedieron con su vehículo, localizando a la mujer, que en ese momento gritaba pidiendo auxilio y se desplazaba por el río a gran velocidad, desapareciendo incluso a veces su cabeza entre el oleaje provocado por la gran avenida de agua.
Uno de los integrantes de esta dotación policial, ante la certeza de que en escasos segundos perderían de vista a la mujer y sería improbable su rescate, se despojó de los elementos de uniformidad que podrían suponer un lastre, se los entregó a su compañero y se introdujo en el río, nadando transversalmente a la corriente, hasta que llegó a alcanzar y sujetar a la mujer.
Pese a la nula colaboración de la mujer, el agente consiguió llevarla hasta la orilla y con la ayuda de su compañero, que también se encuentra en prácticas y tampoco dudó en meterse en el cauce, lograron sacarla y ponerla en posición de seguridad hasta la llegada de los sanitarios. El primer policía que se introdujo en el río y dio alcance a la joven también tuvo que ser trasladado hasta un centro hospitalario donde fue asistido por hipotermia.