La plantilla del centro de menores de Juslibol, el único reformatorio de Aragón, denuncia que la falta de personal existente afecta directamente a la atención de los jóvenes y, por ende, a su futura reinserción en la sociedad. Una saturación de internos que en los últimos meses está creando situaciones violentas difíciles de solucionar como intentos de motines e incluso agresiones al personal.
La plantilla de este centro, en su mayoría educadores sociales, pero también equipos de mantenimiento o limpieza, denuncian que se está actualmente a un 130% de su capacidad y que, por lo tanto, la correcta atención a estos menores se está viendo mermada. “Estamos en un punto en el que ya no podemos aguantar más y necesitamos ayuda”, han afirmado a través de un comunicado.
El portavoz de esta plantilla, Guillermo Esteban, ha confirmado que está sobreocupación del centro es inusual y que “habían tenido otros picos, pero que en ese momento se contaba con más personal”. Una atención que aseguran que tiene como objetivo el acompañamiento del menor y una reinserción real cuando vuelvan a estar en la sociedad. Esteban asegura que actualmente su grado de cumplimiento “no es el adecuado”. “El agotamiento, el cansancio y las situaciones violentas se están multiplicando porque no damos abasto. No podemos ni anticiparnos”, ha añadido.
La atención individualizada es uno de los objetivos establecidos por los juzgados para este centro. “Cada menor tiene unos objetivos individualizados marcados por el juzgado con pautas propias, la problemática que le ha llevado al centro es diferente para cada interno. Somos responsables de esa vuelta a la sociedad y no estamos llegando a cumplirlo”, ha afirmado el portavoz.
Sin embargo, esta falta de personal está creando situaciones complicadas como plantes, intento de motines, incendios provocados en las habitaciones, agresiones graves entre internos y a educadores y a personal de seguridad e incluso lanzamientos de heces y orín.
Varios integrantes de bandas callejeras han acabado entrando en este centro. La falta de personal está provocando que la atención individualizada disminuya y por ello, las formas de aislamiento y que eso provoque que muchos menores sean reclutados en el propio centro y que “acaben saliendo peor de lo que entraron”.
Para conseguir un equilibrio en la atención, el Comité de Empresa de la plantilla ha solicitado que se incorporen al centro seis educadores sociales a jornada completa, una jornada completa de personal para servicios residenciales (mantenimiento, limpieza…), una jornada completa de oficial de mantenimiento, media jornada para un trabajador social y ampliar media jornada más de un psicólogo clínico. Una solicitud que ha ido recorriendo su empresa externa contratada por la DGA, Faim, así como con la jefa del servicio de menores del IASS, María José Bajen y con la consejera de Servicios Sociales, María Victoria Broto.
En un principio a dicha solicitud de refuerzo la Administración ha propuesto a Faim la modificación del contrato actual y añadir la posibilidad de contratar por 2.400 horas e incluir la figura de auxiliar técnico educativo. “De ninguna manera, la contratación de auxiliares técnicos educativos, una categoría profesional que no existe, supondría un alivio al trabajo de los educadores Sociales, ya que esta figura de auxiliar educativo requeriría un constante acompañamiento por parte del educador social en todas sus acciones”, han continuado.
Después de haber mantenido reuniones con el colegio de educadores y el grupo parlamentario socialista en la figura de su portavoz para servicios sociales, esta semana se han contratado a tres educadores sociales a un 75% de jornada que consideran desde la plantilla “un avance pero que en ningún caso suficiente para las necesidades actuales”.