Los empresarios pakistaníes de la fruta niegan tener a un compatriota semiesclavo

Los seis acusados negaron este jueves los hechos
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Seis empresarios paquistaníes, que regentaban tiendas de alimentación en Zaragoza, se enfrentan a penas de entre diez y tres años por haber tenido a un compatriota supuestamente trabajando en sus establecimientos en un régimen de semiesclavitud. Estos empresarios de la fruta y la verdura están acusados de haber cedido a esta víctima a otra tienda en el mismo régimen: trabajar más de diez horas diarias y cobrar cero.

El compatriota que supuestamente sufrió ser casi un esclavo en las tres tiendas que los acusados tenían en Zaragoza ha defendido esta mañana en la Audiencia Provincial de Zaragoza que “no le pagaban nada pero que le decían que lo ayudarían con los papeles”. No solo no le pagaban ni un euro, también recibía “amenazas de muerte o la devolución a su país”. Una idea que le evitó denunciar a la Policía tras dos años de explotación laboral. Este ha defendido que vino a España “andando desde Pakistán” y que para llegar cruzó Irán, Turquía, Grecia, Albania, Montenegro, Bosnia, Croacia, Italia y Francia. Todo ello por un pago fraccionado en dos veces de 8.000 euros y organizado por un hombre desde España, uno de los acusados. Una trama que fue investigada por la Policía Nacional en 2018 y 2019 y que iba detrás de una organización pakistaní que reclutaba compatriotas y que los traía a España a trabajar en unas condiciones deplorables.

Una vez en España, este testigo se apeó en Barcelona y según ha defendido fue trasladado en coche por el hijo del hombre que había organizado todo el periplo. Ya en Zaragoza, el testigo fue obligado a trabajar 14 horas al día cobrando nada en una de estas tiendas de fruta y verdura. La extorsión, según ha defendido, traspasaba lo laboral y entraba en lo personal. “Me controlaban en casa cuando salía a trabajar”, ha afirmado. El testigo también ha afirmado que “solo hacía dos comidas al día, una por la mañana y otra por la noche”.

Y así aguantó hasta 17 meses cuando fue “cedido”, según considera la Fiscalía, a otro empresario de la fruta, también acusado. Aquí su supuesto régimen de semiesclavitud relajó las horas y según ha defendido este testigo, “tenía las mismas condiciones pero trabajaba diez horas”, cuatro menos que las que trabajaría con su primer jefe. Finalmente, tras dos años en esta situación se armó de valor y decidió denunciar. Sin embargo, esta situación no quedó aquí, ya que ha declarado que fue amenazado “cara a cara” con que, si continuaba con el proceso, “le saldría muy caro”. Por esta razón, pasó al programa de testigos protegidos.

Los seis acusados negaron este jueves los hechos por los que se les acusa y apuntan que entre los empresarios que, supuestamente se cedieron al trabajador, no había más que “competencia” al tener los negocios en la misma calle.

Otro testigo pasó también por la sala y declaró que trabajaba una media de diez horas al día, desde las 4.30 a las 14.00 horas, por 20 euros. Aun así, declaró que “volvía libremente porque necesitaba el dinero”.