La S.D. Huesca rescata un punto en Oviedo tras una gran remontada (3-3)

Los oscenses remontaron hasta tres tantos en contra. Foto: S.D. Huesca
photo_camera Los oscenses remontaron hasta tres tantos en contra. Foto: S.D. Huesca
Partidazo el vivido en el Carlos Tartiere de Oviedo entre el conjunto local y la Sociedad Deportiva Huesca, con un empate (3-3) que se puede considerar justo visto lo visto sobre el césped. Los asturianos barrían en la primera mitad, colocándose 3-0, pero la segunda fueron los de Xisco los dueños y señores en el terreno de juego, permitiéndose rescatar un punto cuando más complicado parecía. Nada le salió a la Sociedad Deportiva Huesca, K.O. por incomparecencia, en la primera media hora de partido. A cambio, el Real Oviedo olía la sangre, afilaba colmillos y hacía daño donde más dolía, echando por tierra el optimismo generado tras el cambio de sistema a tres centrales de Xisco. De hecho, apenas tres minutos duró la supuesta fortaleza del conjunto altoaragonés. Centro de Isaac que encontraba al ex zaragocista Borja Bastón, cuyo remate detenía en un primer momento Andrés Fernández. Eso sí, no contaba el guardameta con la pasividad de una defensa que permitía un segundo remate del ariete, esta vez, a las mallas. Era el primero, pero no el único, puesto que apenas un disparo por encima del larguero de Poveda, el más activo, completaba el escaso bagaje visitante en el Carlos Tartiere. A partir de ahí, dos auténticos golazos. En el 23, Obeng hacía el que parecía el tanto de la tarde con una media chilena de bellísima factura, efectiva, colocándola lejana a la posición de Andrés Fernández. Y el tercero, otra brutalidad. En un rechace alejado que caía a los pies de Isaac, el diestro le pegaba con el alma para mandar un misil teledirigido a la escuadra derecha, haciendo imposible el intento del arquero. Aún pudo ser peor porque un rechace enviaba el balón al palo y Bastón fallaba posteriormente la posibilidad de hacer el cuarto. Y de sentenciar a la esperanza. En el 36, Marc Mateu se internaba en el área y mandaba un pase al corazón de la misma para que apareciera Poveda, libre de marca, para hacer el 3-1 con el que se llegaría al descanso. Segunda parte Tenía que ser efectiva la S.D. Huesca si quería meter el miedo en el cuerpo a los asturianos y no pudo tener mejor oportunidad tras el paso por los vestuarios. Timor se sacaba un zurdazo desde fuera del área que rechazaba defectuosamente Femenías, dejando el balón muerto en la posición de Seoane, quien adolecía de contundencia para batirle, eso sí, tras un paradón absoluto del guardameta local. Seguían apretando los oscenses en busca de recortar diferencias y Miquel a la media vuelta también probaba un disparo que se marchaba razonablemente cerca del poste izquierdo ovetense. El Tartiere empezaba a demostrar su nerviosismo y también el banquillo local, con Ziganda, el entrenador, expulsado. Y más todavía cuando Femenías, de héroe a villano, reaccionaba tarde a un disparo sin aparente peligro y fuerza de Seoane desde lejos, en el 56, que se colaba en las mallas para sellar el 3-2. Movía el banquillo Xisco con la entrada de Gaich en lugar de Salvador. Y la tuvo Ignasi Miquel. En una contra en la que la defensa del Oviedo pecó prácticamente de negligencia por desorganización, Escriche dejaba solo al central oscense quien, ante Femenía, no definía con la solvencia propia de quien suele manejarse mejor en área contraria. Al menos a la primera. Porque en un mar de rechaces, el propio Miquel batía al guardameta, llevando el 3-3 al luminoso y haciendo justicia a lo visto sobre el césped. Y todo en el minuto 72, todavía. El partido estaba abierto y el Oviedo, al menos, parecía despertar de su letargo. Buscando ese último punch, esa explosividad, Lago Junior al campo en detrimento de Ratiu, mostrando la vena ofensiva de Xisco. Y Ferreiro por Poveda. Sin grandes ocasiones, el choque entraría en el alargue con seis de descuento, con la sensación de que la S.D. Huesca estaba más cerca de ganar que el Oviedo. Aunque nada movería ya el luminoso hasta el final. Un partido en el que el Huesca se vio goleado, sin opciones, y acabó con un sabor agridulce tras verse pronto con el 3-3 en el marcador y con cierta superioridad como para hacer el cuarto tanto y llevarse el botín.