Durante el pasado 2021 se registraron un total de 355 agresiones a sanitarios y trabajadores del Salud, lo que constituye un importante incremento del 50% respecto al año anterior. Del total, 307 fueron a mujeres, mientras que el 57% de los casos fueron agresiones verbales y amenazas y el 43%, físicas. La atención primaria es donde más se sufren, y los profesionales más afectados son facultativos, los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) y el personal de enfermería.
Así lo han informado desde el sindicato CSIF, que ha exigido nuevas medidas para frenar estas agresiones. De hecho, consideran que la prevención de estos sucesos debe constituir un “objetivo prioritario” de la política de riesgos laborales del Salud. Estos datos están recogidos en el Informe anual de violencia en el lugar de trabajo, donde se reconoce que estas son las agresiones comunicadas por los trabajadores, pero que el número real podría ser incluso mayor. “La violencia en el puesto de trabajo atenta contra la dignidad y los derechos de los trabajadores y amenaza también a la eficiencia de la organización”, han expuesto.
En este sentido, CSIF solicita un plan de medidas preventivas para analizar por qué se producen las agresiones en el sistema sanitario y poder actuar en su origen. También pide la dotación de cámaras de videovigilancia en los centros sanitarios, videoporteros en todos los centros de salud de apertura ininterrumpida las 24 horas, y la presencia de personal de seguridad en los centros sanitarios, tanto de primaria como de especializada.
