Luis Ferruz y José Luis Corral dialogan sobre las facetas más desconocidas de Ramón y Cajal

Nació en Petilla de Aragón, una villa que, curiosamente, se encuentra en Navarra, pero este gran científico universal, a la altura de los más grandes de la historia y de la humanidad, tuvo siempre una estrecha vinculación con Aragón. Santiago Ramón y Cajal vivió en Ayerbe y cursó sus estudios de Medicina en la Universidad de Zaragoza antes de convertirse en hito en 1906, año en que se hizo con el primer Nobel científico español, el de Fisiología y Medicina. Pasó así a formar parte de una lista en la que, a día de hoy, solo han logrado entrar otros siete españoles.

La Asociación Aragonesa de Escritores (AAE) celebra este 2022 el Año Ramón y Cajal: un homenaje a su figura por la conmemoración del 170 aniversario de su nacimiento y el centenario de su jubilación como catedrático en forma de diversos actos. El primero ha tenido lugar este lunes con la conferencia “Conversaciones en torno a Santiago Ramón y Cajal, el científico, el genio, el escritor”, que ha acogido el edificio Caja Rural de Aragón.

“Con cinco años mi padre me dio, involuntariamente, un hachazo que me hundió el cráneo y por el que tuvieron que ponerme 41 grapas en la cabeza. Fue a partir de ahí cuando nació mi interés por el cerebro humano y por este genio que fue Ramón y Cajal”, ha bromeado el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, José Luis Corral. Al reconocido escritor, Premio de las Letras Aragonesas en 2017, le ha acompañado el catedrático de Finanzas de la Universidad de Zaragoza Luis Ferruz, quien ha publicado recientemente su primera novela histórica bajo el nombre “Misterios y magia de Aruej”. Ambos han mostrado, con palabras y sin ellas, su “admiración suprema” por esta figura universal.

“Médico, militar, estudioso, administrativo y amante de las tertulias”, Luis Ferruz ha definido también al premio Nobel como “un gran luchador, una persona muy curiosa que todo lo hacía con pasión, con curiosidad”. Ha destacado, especialmente, “su afán por hacer las cosas bien”, el mismo que le llevó, a finales del siglo XIX y a principios del XX, “a ser posiblemente el mejor científico de todos los tiempos”. Y es que ese Nobel fue solo el culmen de los muchos reconocimientos que mereció a lo largo de su carrera.

Santiago Ramón y Cajal descubrió la morfología y las conexiones entre las células nerviosas, hecho que lo llevó a desarrollar la doctrina de la neurona basada en que estas se distinguían por ser células cerebrales individuales. Pero, más allá de su archiconocida faceta de científico, Ferruz y Corral han querido hacer hincapié en este encuentro en un Ramón y Cajal mucho más desconocido: el escritor.

“En lo que he leído de él he encontrado elementos que bien podríamos reconocer en la actualidad, como la falta de ayuda a la ciencia o la corrupción política”, ha asegurado José Luis Corral, lo que ha calificado, en tono de broma, como “un mal galopante que ahora ya no pasa”.

Además de pintor, Ramón y Cajal demostró sus dotes en la pintura y la fotografía. Corral ha narrado anécdotas como la del matrimonio del científico, “un trámite que no decidió llevar a cabo hasta que estudió a fondo la psicología de su novia” y la de su viaje a Nueva York, “que cambió completamente su mentalidad con respecto a las mujeres” y demuestra, en palabras del escritor, “que el machismo es una enfermedad que se cura viajando”. La Primera Guerra Mundial supuso, también, “un impacto total en su carrera”.

Considerado por Ferruz “el precursor en España de la novela científica”, el catedrático cree que el científico aragonés “está a la altura del escritor y novelista británico H. G. Wells”. Santiago Ramón y Cajal no llegó si quiera a difundir todo lo que hizo, pero Ferruz y Corral tienen claro lo que representa su figura, y no es otra cosa que “el esfuerzo continuo por hacer las cosas bien”, lo que, en pocas palabras, “representa la calidad máxima”.

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