Este sábado ha sido el pregón de la Semana Santa 2022. Fuente: Laura Trives

La devoción es el amor, la veneración y el fervor religioso. La devoción es, también, la pasión y el aferrarse a una creencia que guía la vida de uno por encima de las demás. La devoción es ese abrazo entre cofrades y esas lágrimas en los ojos de los que, con la vista en el cielo, golpean con pasión un bombo tras demasiado tiempo sin hacerlo. La devoción es esa plaza del Justicia de Zaragoza que este sábado lucía abarrotada a la espera de que, tras 1.085 días sin hacerlo, las 25 cofradías salieran de la iglesia de San Cayetano llenándolo todo de un sentimiento que, en silencio, erizaba la piel de los allí presentes. Y es que, tras un parón obligado, la Semana Santa 2022 ha vuelto hoy a las calles.

Las trompetas heráldicas de la Cofradía del Silencio han hecho que el tiempo se paralizase a las 18.00 horas y que en la plaza del Justicia ya no hubiese bullicio, ni siquiera un murmullo, tan solo un silencio sepulcral y una emoción que, en algunos era más visible a través de unos ojos empañados, y que en otros se intuía en un rostro serio y concentrado en el portón de la iglesia de Santa Isabel de Portugal o San Cayetano. Tres golpes secos de uno de los cofrades de Nuestra Señora de la Piedad y del Santo Sepulcro en la puerta han protagonizado uno de los momentos más emocionantes pues era, en cierta manera, el pistoletazo de salida de una Semana Santa que estos años ha permanecido en los corazones de cofrades y devotos ansiando salir una vez más.

Y, tras la melodía de las cornetas del piquete de intercofradías, el redoble de los tambores y el golpe de los bombos han devuelto a Zaragoza la esencia de una Semana Santa que huele a incienso y sabe a tradición, cultura y devoción. Los capirotes y terceroles de las 25 cofradías formaban una gama de colores que son el fiel reflejo de una tradición con más de 700 años de trayectoria. Un Sábado de Pasión en el que los que ya no están han estado más presentes que nunca y así lo han demostrado las diferentes cofradías portando mementos, o cruces In Memoriam, que, acompañadas de una oración lo han llenado todo de nostalgia y un sentimiento reconfortante entre hermanos. Además también se ha querido recordar y homenajear a aquellos que viven donde el horror lo ennegrece todo estos días y que sufren con crueldad el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Los más pequeños marcaban el ritmo de los tambores y bombos con los pies y las manos y algún que otro mayor se quedaba asombrado ante la fuerza con la que los cofrades golpeaban el instrumento. «Será cosa de la pasión», decían algunos. Y, ciertamente, ese golpear no demostraba otra cosa que no fuese un sentimiento profundo que hacía vibrar los corazones de los allí presentes que, creyentes o no, admiraban la fortaleza y la emoción de los que procesionaban llenándolo todo a su paso.

La procesión, con la Cofradía de la Entrada de Jesus en Jerusalén a la cabeza y la Real Hermandad del Cristo Resucitado cerrándola, ha recorrido la calle Manifestación, Alfonso I, Coso, la Plaza de España y Don Jaime con mucha expectación y una afluencia de zaragozanos y visitantes que dejaban de manifiesto las ganas de recuperar la Semana Santa. Y, así, al llegar al lugar más pasional y emblemático de la ciudad, la plaza del Pilar, el arzobispo de Zaragoza, Manuel Escribano, ha pronunciado un emotivo pregón que hablaba de fe, pasión, devoción y hermanamiento. Al finalizar, las cofradías han regresado a la iglesia de Santa Isabel de Portugal dando por finalizada la primera de las más de 50 procesiones que recorrerán las calles de la ciudad hasta el próximo Domingo de Resurrección.

Las ramas de olivo y las palmas llenas de dulce y chocolate para los más pequeños lucirán con fuerza este domingo cuando tendrá lugar la Procesión de las Palmas de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén que saldrá a partir de las 12.00 horas de la iglesia de Santa Isabel de Portugal.

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