Dicen que cada dos segundos una persona nueva se convierte en refugiada en el mundo. El conflicto internacional por la Guerra de Ucrania ha agravado una situación ya de por sí insostenible y para reivindicar los derechos de todas estas personas está el Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se celebra cada 20 de junio. Este lunes, con motivo de esta conmemoración, el CaixaForum de Zaragoza ha acogido la jornada “Aragón es tu casa”, en la que un grupo de refugiados que viven en la capital aragonesa han participado en una mesa redonda organizada por la Dirección General de Cooperación al Desarrollo e Inmigración del Gobierno de Aragón.
La inauguración de la jornada ha corrido a cargo de la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto. “El Gobierno de Aragón ha mantenido siempre un compromiso firme con las políticas de acogida de las personas refugiadas. Creemos en la solidaridad como motor de transformación social y rechazamos aquellos discursos frentistas que quiebran nuestra sociedad”, ha manifestado la consejera. Broto ha insistido en que las instituciones públicas deben impulsar políticas que promuevan la cohesión social y “atender las necesidades de todas las personas, especialmente las más vulnerables”.
La consejera ha recordado que el Gobierno de Aragón trabaja en una iniciativa pionera puesta en marcha en 2016 que permite a las personas refugiadas acceder a todos los servicios públicos como cualquier ciudadano y coordinar las actuaciones llevadas a cabo por los diferentes departamentos del Ejecutivo aragonés, las entidades encargadas de la acogida, los cuerpos y fuerzas de seguridad, la Fiscalía y la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP), entre otros.
Aragón acogió entre 2015 y marzo de 2022 un total de 4.926 personas refugiadas incluidas en el Programa de Protección Internacional que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones lleva a cabo con diversas entidades sociales, como Accem, Cruz Roja, Cepaim, APIP-ACAM o Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Solo en el primer trimestre de 2022 y sin contar a los desplazados ucranianos, la Comunidad ha acogido a 256 refugiados de 27 países, según los datos facilitados por el Gobierno aragonés. Este número casi se ha multiplicado por cinco con la crisis humanitaria de Ucrania. En Aragón se han concedido 2.850 resoluciones de protección temporal a exiliados ucranianos, de acuerdo con las cifras que maneja el Ministerio del Interior.
Mesa redonda
Durante la jornada se ha proyectado un vídeo con información sobre el trabajo que, en materia de protección internacional, se lleva a cabo en Aragón, antes de dar comienzo a la mesa redonda moderada por la periodista Paula Figols en la que han participado refugiados procedentes de Rusia, Ucrania, Venezuela, Irán, Afganistán y Sudán, quienes han trasladado al público sus historias.
Ha sido el caso de Alona Konarieva, de Ucrania, que vino a España tras la guerra que comenzó en 2013. La joven ha explicado que fue amenazada y tuvo que dejar atrás su trabajo, a toda su familia y abandonar su país. En 2015, cuando llegó a España, no sabía si quiera decir "Hola" o "Qué tal", pero una amiga la acogió durante una temporada hasta que la organización Accem le ayudó a encontrar una vivienda. “Me ayudaron a salir adelante, me tendieron la mano y les estoy muy agradecida”, ha declarado.
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Refugiados de países como Rusia, Ucrania, Irán o Venezuela han participado en una mesa redonda[/caption]
Ahora Alona tiene 32 años y es ella quien trabaja desde Accem como técnica de acogida para ayudar a otras personas en su misma situación. Hoy observa desde Zaragoza la guerra en su país natal y no entiende cómo puede estar sucediendo algo así. “Me pongo nerviosa, triste y muy negativa porque no lo entiendo. Lo estoy pasando fatal", ha comentado. Aunque la situación se solucionara en su país, Alona ha asegurado que no volvería a vivir allí "porque en Zaragoza me siento como en casa, aquí tenéis un corazón muy grande". En el Día Internacional del Refugiado, la ucraniana reivindica "una vida nueva para estas personas". "Sé que es duro, pero merece la pena dejar todo atrás si es para comenzar algo más bonito. Y con amor y con apoyo se puede hacer todo”, ha añadido.
También gracias a Accem salió adelante Leidy Valderrama, de Venezuela, que lleva siete meses viviendo en España, un país que para ella es "la cuna del respeto de los Derechos Humanos". Su hijo tiene Síndrome de Down y, "lamentablemente, en Latinoamérica todavía hay muchos problemas con respecto a la aceptación de la discapacidad intelectual y las políticas educativas son muy duras para esta minoría que no tiene voz", ha explicado. "Estoy luchando por mi hijo, porque creo en él y porque sé que las personas con discapacidad intelectual también tienen posibilidades de crecer, solo necesitan apoyo y ayuda", ha declarado. Una ayuda que ha encontrado en Zaragoza, donde considera que “las personas son muy abiertas y hay una sensibilidad especial con el Síndrome de Down".
Un conjunto de “historias duras pero también de esperanza”, ha comentado María Victoria Broto durante la jornada, que ha sido clausurada por la Directora General de Cooperación al Desarrollo e Inmigración, Natalia Salvo Casaús. “Historias que recuerdan la necesidad y la importancia de acoger, de que todas estas personas refugiadas puedan resolver problemas fundamentales tan básicos como tener una vivienda o un trabajo”, ha concluido.
Refugiados de países como Rusia, Ucrania, Irán o Venezuela han participado en una mesa redonda[/caption]
Ahora Alona tiene 32 años y es ella quien trabaja desde Accem como técnica de acogida para ayudar a otras personas en su misma situación. Hoy observa desde Zaragoza la guerra en su país natal y no entiende cómo puede estar sucediendo algo así. “Me pongo nerviosa, triste y muy negativa porque no lo entiendo. Lo estoy pasando fatal", ha comentado. Aunque la situación se solucionara en su país, Alona ha asegurado que no volvería a vivir allí "porque en Zaragoza me siento como en casa, aquí tenéis un corazón muy grande". En el Día Internacional del Refugiado, la ucraniana reivindica "una vida nueva para estas personas". "Sé que es duro, pero merece la pena dejar todo atrás si es para comenzar algo más bonito. Y con amor y con apoyo se puede hacer todo”, ha añadido.
También gracias a Accem salió adelante Leidy Valderrama, de Venezuela, que lleva siete meses viviendo en España, un país que para ella es "la cuna del respeto de los Derechos Humanos". Su hijo tiene Síndrome de Down y, "lamentablemente, en Latinoamérica todavía hay muchos problemas con respecto a la aceptación de la discapacidad intelectual y las políticas educativas son muy duras para esta minoría que no tiene voz", ha explicado. "Estoy luchando por mi hijo, porque creo en él y porque sé que las personas con discapacidad intelectual también tienen posibilidades de crecer, solo necesitan apoyo y ayuda", ha declarado. Una ayuda que ha encontrado en Zaragoza, donde considera que “las personas son muy abiertas y hay una sensibilidad especial con el Síndrome de Down".
Un conjunto de “historias duras pero también de esperanza”, ha comentado María Victoria Broto durante la jornada, que ha sido clausurada por la Directora General de Cooperación al Desarrollo e Inmigración, Natalia Salvo Casaús. “Historias que recuerdan la necesidad y la importancia de acoger, de que todas estas personas refugiadas puedan resolver problemas fundamentales tan básicos como tener una vivienda o un trabajo”, ha concluido.
