El Cerbuna mira al próximo curso con casi 200 personas en lista de espera

Tras el cierre del Santa Isabel, el Cerbuna será este curso el único centro público universitario de la ciudad
photo_camera Tras el cierre del Santa Isabel, el Cerbuna será este curso el único centro público universitario de la ciudad
300 solicitudes para 101 plazas disponibles hacen que 199 estudiantes se hayan quedado en la lista de espera del Colegio Mayor Pedro Cerbuna de Zaragoza. Es el balance que hacen desde el centro, que apunta al lleno un curso más, tras hacerse pública el pasado viernes la lista de admitidos. A las nuevas altas hay que sumar 165 renovaciones y las habitaciones reservadas para alumnos Erasmus, por lo que el número total de colegiales será de 266. Para su directora, Natalia Sobradiel, que afronta su segundo año en el cargo, no es una novedad que haya gente en espera. Y es que, ha señalado, su ubicación en el Campus de la Plaza de San Francisco y el “ambiente universitario”, lo que considera “la esencia” del lugar, es un atractivo para las personas en su llegada a la capital aragonesa. No ha afectado la subida de los precios, de 703 euros por habitación en 2021 a los 756 (IVA incluído), de la que tampoco se libran los colegios mayores. Tras el cierre del Santa Isabel, el Cerbuna será este curso el único centro público universitario de la ciudad. Sin embargo, Sobradiel no achaca a esto el alto volumen de solicitudes, ya que en las inscripciones “siempre se elegían las dos opciones” y solo cambiaba el orden de preferencia del alumno. Eso sí, no niega “que no les vendría mal” tenerlo abierto para “dar mayor cobertura a los estudiantes”. “Sería ventajoso pero la realidad es esta”, ha subrayado. Segundo curso cerrado El curso 2019-2020, hasta la pandemia, fue la última vez en la que funcionó con normalidad. Tras el estallido del Covid, los colegios mayores se vieron obligados a cerrar. En septiembre volvió a abrir sus puertas, pero ya sin las cocinas compartidas, uno de los elementos característicos de la vida colegial en el edificio, donde también se compartían las duchas y los baños y se disponía de zonas comunes en cada planta. La propia directora reconoce que estos servicios diferenciaban al colegio y que incluso “existía un perfil de colegial muy propio del Santa Isabel”. Entonces, se consideró una medida sanitaria para evitar la propagación de contagios y se dio la posibilidad a los residentes de, o bien adquirir unos bonos para el comedor del Cerbuna, o traer su propia comida. Precisamente, el siguiente episodio guarda relación con sus vecinos, que también se vieron afectados por la pandemia, sobre todo en los primeros meses del periodo lectivo 2020-2021. Por ello, se utilizaron algunas de las habitaciones vacías como espacios de confinamiento para positivos del otro colegio. Este curso ha estado cerrado por reformas y la decisión de su reapertura no depende de la dirección del Cerbuna, sino de “instancias superiores”, ya que tiene que ver “con cuestiones estructurales” y está pendiente un “estudio exhaustivo” de las posibles actuaciones. La sospecha de una venta es otra de las cuestiones que rodean al Santa Isabel. Y es que CCOO Aragón señaló que podría darse una “concesión a una empresa privada” que completara la rehabilitación y se hiciera cargo de su gestión. De este modo, seguiría siendo “público y de titularidad universitaria”, aunque el sindicato lo tacha de “privatización encubierta”. Las privadas entran en el mercado La residencia de la empresa Nodis, ubicada en una de las esquinas del antiguo psiquiátrico de Zaragoza, ha sido la última en sumarse a la oferta privada de la capital aragonesa y ya tiene abiertas las solicitudes para entrar este próximo curso. En marcha está ya el proyecto de Pontoneros, de la empresa Xior Student Housing en colaboración con el Ayuntamiento, que tiene previsto abrir en septiembre de 2023. De esta misma índole son la Residencia Goya, de Mi Casa Inn, y Univérsitas. “Los colegios mayores ofertan cosas que igual una residencia privada no. Sobre todo, el ambiente universitario y el formar una gran familia entre amigos y compañeros”, ha apuntado Natalia Sobradiel, que ha hecho hincapié en estos fuertes frente a la nueva oferta de alojamiento. Son de titularidad pública, aunque no de la universidad, la Ramón Pignatelli, gestionada por la DPZ, y la Baltasar Gracián, del Instituto Aragonés de la Juventud (DGA). Otros seis centros de organizaciones religiosas están adscritos a la universidad y completan la lista. Se trata del Miraflores, la Anuncita, Peñalba, Cardenal Xavierre, Azaila y Virgen del Carmen.