Una jornada más, y ya son varias, La Romareda despidió al entrenador del Real Zaragoza, Juan Carlos Carcedo, pidiendo su marcha. El Municipal, y más después de perder 0-2 ante el Andorra, fue un clamor entonando el ya clásico “Carcedo, vete ya”. Tampoco se libró de ello el director deportivo, Miguel Torrecilla, al que le pidieron la dimisión. Sobre los cánticos ha sido claro el míster. “Estaría igual de enfadado que ellos”, ha declarado.
Lo cierto es que, como es lógico, no está satisfecho “con el rendimiento”. Lo que deseaban y lo que tenían que hacer es “estar más arriba”, y eso es lo que no le gusta. En cambio, sí le ha generado satisfacción cómo los jugadores “están intentándolo, trabajando; hay una comunión y energía”. “Pero los resultados no son los que queríamos y somos conscientes”, ha declarado.
Sí, el hipotético Carcedo zaragocista, como aficionado “estaría igual de enfadado que ellos” y su actitud “es entendible”. “Quieren vernos ganar, estar más arriba, que el equipo tenga mejor juego… es lógico y no tenemos nada que decirles porque sentimos ese apoyo”, ha aseverado con contundencia. El secreto para cambiar las exigencias de marcha es “trabajar, no pedir nada y conseguir la victoria”.
ANTE TODO, TRANQUILIDAD
A pesar de encontrarse en tela de juicio desde hace semanas, el míster no está preocupado y transmite “tranquilidad”. Nunca saben cuánto tiempo van a estar, por ello deben “seguir adelante, trabajar, insistir; que los jugadores crean”. Sabe “de la dificultad de la profesión” y “lo bonito” de ella, por lo que los entrenadores son “unos privilegiados”. Las críticas vienen en el cargo de forma “implícita”. “Cuando uno trabaja y es profesional, cabeza arriba y seguir intentándolo, insistiendo; es la única manera de conseguir victorias y puntos”, ha aseverado.
Por su parte, tiene la confianza del director general, Raúl Sanllehí, y del director deportivo, Miguel Torrecilla. Este último, sin embargo, podría estar en su recta final en el equipo, pero habla con él “todos los días”. Igual que con Sanllehí, “si no viene, por teléfono”. “La comunicación es continua y fluida”, por lo que la sensación “es la de siempre”.