El Real Zaragoza paga su incapacidad y pierde ante un Alavés con diez (1-0)

Eugeni contra el Alavés
photo_camera Ni con diez el equipo fue capaz de generar peligro al Alavés. Foto: Real Zaragoza

Se puede perder en Mendizorroza, pero no con uno más durante casi una hora. Y eso es exactamente lo que hizo un Real Zaragoza incapaz de generar peligro ante un Alavés que, desde el minuto 36, estuvo con uno menos por la expulsión de Benavídez. Lejos de ello, Jason anotó un golazo en la segunda mitad para poner el 1-0 definitivo. Ni siquiera fue capaz de generar peligro el cuadro de Carcedo más allá de alguna jugada aislada y la situación empieza a ser insostenible.

Partía el cuadro blanquillo con una defensa de cinco defensas que demostraba que Carcedo quería ser un muro. Cristian en portería y Jair, Lluís López y Francés se colocarían en el centro de la defensa, con Gámez y Fuentes en los costados. Zapater se ubicaba en el centro del campo, secundado por Vada y Mollejo algo más adelantados, y Simeone en punta. Miguel De la Fuente y Luis Rioja podrían calificarse como los jugadores más peligrosos del Alavés.

Los primeros minutos eran para el Alavés, aunque sin lograr ocasiones de peligro para adelantarse en el marcador. Resistía por el momento el Real Zaragoza, que parecía encontrarse tranquilo los primeros diez minutos de juego a pesar de la batuta vasca. Eso sí, en el 12 tenía que salvar Jair el 1-0 cuando De la Fuente olía el primero. Ojo con los maños también, porque el primer disparo llegaba de las botas de Francés a los 15 minutos.

Un fallo de Cristian estaba cerca de costar el 1-0. De la Fuente presionaba y lograba llevarse un cuero, aunque muy escorado, y el centro no logró engancharlo bien el Alavés a los 20 minutos de juego. Otra más en el 24, cuando un barullo en el área terminaba con Francés sacando el esférico casi bajo la línea de gol. Resistían los de Carcedo, para los que el 0-0 era un bien muy preciado.

Benavídez veía la primera amarilla del encuentro, pero previamente, otro revuelo dentro del área volvía a obligar a Jair a sacar providencial un cuero que tenía muy mala pinta. Pero llegaría la alegría para los maños: el VAR llamaba al colegiado para revisar la jugada y era clara para expulsar al uruguayo. A pesar del peligro, habían aguantado y podía haber más premio del esperado pasada la primera media hora.

Mollejo probaba por primera vez a Sivera con un disparo blando, pero tenía que presagiar un cambio radical. Un fuera de juego muy claro impedía el 1-0 a pesar de la superioridad numérica, por lo que la vuelta a la tortilla tendría que ser en la segunda mitad. Mientras, el Alavés se iba cargando de tarjetas frente a un Real Zaragoza que debía ganar. Y así, al descanso en Mendizorroza.

SEGUNDA MITAD DESASTROSA

Puche por Vada era el único cambio de un Real Zaragoza que tenía que apretar en el segundo asalto. Avisaba Simeone con un remate a pase de Puche, aunque se iba muy desviado y no lograba adelantarse el cuadro blanquillo que vestía de cachirulo. Corría el minuto 60, pero todavía no lograba aprovecharse de su superioridad numérica. Lejos de ello, en ese mismo minuto, Jason lanzaba un disparo colosal que se colaba por la escuadra blanquilla. Con uno menos los vascos conseguían un 1-0 que sentaba como un jarro de agua fría.

Corría el 65 cuando estaba a punto de hacer el segundo el propio Jason. Previamente, Carcedo introducía a Eugeni, Larra y Gueye en detrimento de Zapater, Gámez y Jair. Pero únicamente un remate de Lluís López que se iba muy alto en el 72 era digno de mención. Nada hasta el 80 y entraba Manu Molina para intentar el empate. Un par de centros antes del 85 constituían todo el peligro del Real Zaragoza en un partido que cogía tintes feos.

Feo, sí, muy feo. Desastroso podría decirse. Porque el Real Zaragoza, más allá de un remate de Gueye al final, fue incapaz de hacer nada con uno más hasta el pitido final. Las cosas se están poniendo cuesta abajo y sin frenos para un equipo en el que urge una reacción. El 1-0 fue doloroso sobre todo por las formas de un equipo que no puede pelear más allá que por no descender.

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